No termina. Con el fin de la crisis de deuda en Grecia no terminan los problemas para las economías de la zona euro.
Poco después de que Grecia tomó la decisión políticamente impopular de recortar el gasto del gobierno como una manera de aliviar su crisis de deuda, Alemania puso en duda que éste tenga el alcance suficiente para ameritar la aprobación de un crucial paquete de rescate financiero por 130.000 millones de euros (173.000 millones de dólares).
El nuevo plan de austeridad griego contempla profundos recortes laborales y salariales, y provocó nuevas críticas por parte de sindicatos y del ministro del Trabajo griego, quien renunció en protesta. Los ministros de finanzas de los 17 países que usan el euro se reúnen en Bruselas para analizar el plan.
El primer ministro griego Lucas Papademos dijo previamente el jueves que los líderes de los partidos que forman la coalición gobernante habían dado su respaldo a una nueva ronda de dolorosos recortes en el gasto público que esbozaron junto con la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, y que las negociaciones habían "concluido exitosamente".
Pero el ministro de finanzas alemán Wolfgang Schaeuble advirtió que las nuevas propuestas no parecen cumplir con todas las condiciones para recibir el paquete de rescate.
Alemania es un actor de peso en el grupo de 17 países que integran la zona euro, y usa su considerable influencia económica para incidir en la toma de decisiones y en la adopción de políticas.
"El acuerdo, hasta donde entiendo, no está en una fase en la que pueda ser aprobada", dijo Schaeuble a su llegada a una reunión con sus homólogos europeos y con los dirigentes del BCE y del FMI en Bruselas. "Es una postura acordada en negociaciones, pero nadie espera que esta postura pueda recibir apoyo".
Grecia necesita el rescate para el 20 de marzo a fin de poder cubrir el vencimiento de 14.500 millones de euros en bonos.
Efe