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Linchamiento y desahogo social

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Angélica López Gándara

La palabra linchamiento no es tan vieja como se pudiera pensar. Se acuñó a partir del apellido Lynch. Charles Lynch, fue un juez estadounidense de Virginia que en 1780 ordenó la ejecución de un grupo de maleantes sin llevarlos a juicio. El uso del término linchamiento se ha generalizado para definir la muerte (o intento de asesinato) causada por una multitud a un supuesto delincuente sin que éste haya sido sometido a juicio.

En el Antiguo Testamento no se habla de linchamiento sino de lapidación (la multitud apedrea a una persona hasta provocarle la muerte), allí se plantea como un acto legal y moral de ejercer justicia. De manera que cualquiera podría ser apedreado por la turba hasta morir, ya sea por haber evocado a los espíritus, practicar la adivinación o por casarse presumiendo ser virgen sin serlo, entre otros pecados. Este acto de barbarie se abolió en el Nuevo Testamento con la venida de Cristo. Recordemos aquel pasaje tan famoso donde la muchedumbre intenta apedrear a una mujer adúltera, a lo que Cristo les dice: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. Y ya que nadie fue libre de pecado aquella mujer es salvada de morir apedreada.

En la mayoría de los países el linchamiento es ilegal, no así en las naciones árabes donde es decretado por las autoridades. Es frecuente que a mujeres que son enjuiciadas por faltas a la moral sean condenadas a morir lapidadas por los moradores de su pueblo o ciudad. En México se supone que el linchamiento es un acto ilegal, pero pocas veces se castiga a quienes lo ejecutan. Hemos sido testigos de actos donde la muchedumbre da muerte a personas. En febrero de este año vimos cómo en Chalco, Estado de México, fueron asesinados dos jóvenes de 16 años y uno de 26 por 300 personas que los golpearon con palos y luego los quemaron vivos. La turba fue azuzada por una mujer y un hombre que señalaba a los muchachos como secuestradores. Después supimos que se trataba de un problema amoroso. Como éste ha habido muchos casos.

El jueves 23 de mayo de este año nos llegó la noticia de que cerca del poblado Paila un grupo de pasajeros de un autobús que iba de Durango a Monterrey habían matado a un asaltante y herido a otro. Muchas personas reaccionaron diciendo: “Qué bueno. Así, ahora los asaltantes lo pensaran dos veces antes de atreverse a asaltar”. Pero, ¿por qué se dio este fenómeno en el que las víctimas se convierten en victimarios? Es fácil, porque los asaltantes no traían armas de fuego, muy diferente sería la historia si los asaltantes portaran pistolas. Los responsables salieron libres, aunque no se les ocurrió pensar que hubiera sido suficiente con inmovilizarlos, sin necesidad de matar a nadie.

Estamos viviendo una etapa de barbarie en todos los niveles. Desde la postura de algunos medios de comunicación que han optado por volverse crueles en cuanto a dar las notas rojas lo más rojo posible. Las películas, nuestro lenguaje. Todo, todo se está tornando violento. Pareciera que estamos al borde del caos total.

Traigo otro ejemplo, aunque de menor magnitud: el 21 de mayo, día en que el equipo Santos ganó el campeonato de fútbol mexicano, la gente salió a festejar y aunque la mayoría lo hizo en forma pacífica hubo quienes utilizaron este festejo para agredir a otros: mi esposo y yo fuimos a recoger a familiares al aeropuerto aproximadamente a la 10:30 P. M. De ida no tuvimos problemas pero sí los tuvimos al regresar. A la altura de la rotonda donde se encuentra la figura de Juan Pablo II, los aficionados del Santos comenzaron a mover una camioneta y a golpear el coche en el que íbamos, mientras de costado otro coche nos chocaba. Desde luego no pensamos en bajarnos para ver los daños. Tampoco comprendimos el porqué del ataque, si nosotros también somos santistas. Es terrible la sensación de desamparo al encontrase ante una multitud que no razona y que al sentirse anónima le dan ganas de desahogar todas sus frustraciones. Pareciera que cada uno de los linchadores tiene una vida vacía que clama ser llenada con sangre.

Twitter: @lopgan

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