El auto ardió en llamas.
"¡Pinches rateros ya nos cansamos de ustedes, ahora se van a morir!", se escuchó el grito entre el barullo que colmó el centro de Santiago Cuautlalpan, comunidad que ya se cansó de la inseguridad.
Dos hombres comieron hamburguesas en un puesto de la plaza principal y quisieron irse sin pagarle al propietario y robarle el dinero de la venta. Vecinos se dieron cuenta y cumplieron la amenaza.