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Los amigos de AMLO, Morena y el Frente Democrático de Zambrano y Gustavo Madero

En la línea

Félix Fuentes

Los ganchos de izquierda al hígado de López Obrador han sido seguidos y dolorosos. Los recibe de quienes tanto impulsó, como Marcelo Ebrard, “Los Chuchos” — Ortega y Zambrano—, René Bejarano, Dolores Padierna, Martí Batres y muchos más que en algún tiempo le profesaron lealtad, respeto y amistad.

Destacan los golpes bajos de Bejarano, quien fue secretario particular del tabasqueño y éste le brindó apoyo total, incluso en la cárcel, después de que recibió los fajos de dólares del argentino Carlos Ahumada, expareja de Rosario Robles, hoy adherida al PRI.

Ya fuera del presidio, Bejarano recibió favores adicionales de López Obrador, al permitirle el manejo de varias delegaciones, entre otras las de Azcapotzalco, Cuajimalpa y Cuauhtémoc. De ésta fue titular Padierna, merced a la benevolencia de AMLO.

Los agravios de “Los Chuchos” a López Obrador debieron ser intensos en el PRD y por ello se fue de este partido, refugiándose en el del Trabajo y Movimiento Ciudadano, en busca de su segunda candidatura presidencial, si bien se le unió el perredismo al cuarto para las 12.

Luego de sufrir su segundo revés presidencial, AMLO se fue otra vez del PRD, ahora para impulsar al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con la idea de convertirlo en partido político. Pocos de sus amigos lo siguen en esta nueva aventura y se amplía la división en la de por sí fracturada izquierda.

JESÚS ZAMBRANO NIEGA a ojos vistos la desbandada de perredistas y supone que con la tribu Nueva Izquierda y la Izquierda Democrática de René Bejarano y Padierna van a levantar al PRD. Si estuviera tan seguro de ello no deambularía con el sombrero en la mano en pos de alianzas con el derrotado panista Gustavo Madero para enfrentar al PRI y a Enrique Peña Nieto.

Desde las elecciones del Estado de México, Zambrano y Madero pretendieron esa alianza, azuzados por Manuel Camacho Solís, y sufrieron una derrota estrepitosa de la cual no se ha repuesto el blanquiazul, Luis Felipe Bravo Mena ni Alejandro Encinas, éste sí, amigo de López Obrador.

El panista Fernández de Cevallos y Vicente Fox reprocharon a Gustavo Madero su revoltijo de derecha e izquierda, pero el confuso líder no asimila sus frustraciones y se une a quien sea, creyendo que así va a devorar al PRI.

Ahora se les ocurrió, a Zambrano y Madero, crear un frente “contra el autoritarismo”, en favor de la democracia y la transparencia. Una balandronada sin mencionar al PRI. Falta ver si primero doblegarán a los sindicatos y los obligarán a rendir cuentas.

López Obrador se opuso, en días previos al proceso electoral del Edomex, a la coalición de derecha e izquierda, pero como él diría, otra vez la burra al trigo. Los fracasos de Puebla y Oaxaca, el primero cargado a la derecha y el otro a la izquierda, nada instruyen a Madero y Zambrano.

AMLO ha visto cómo los gobernadores electos del PRD se reunieron en franca camaradería con el ganador, Enrique Peña Nieto. Por su parte, Marcelo Ebrard invitó a al presidente Felipe Calderón a la inauguración de la Línea 12 del Metro y le agradeció la aportación de 2 mil millones de pesos. ¿Sabía esto El Peje?

Así queda constancia de la vanagloria expresada por AMLO de Marcelo Ebrard: que era el mejor político de México, el más leal y sería secretario de Gobernación en el gabinete presidencial del tabasqueño. Aleluya. Aleluya por la firmeza ideológica de Chucho Zambrano, si en exceso es conocida la de Madero Muñoz.

López Obrador se extravía y no está tan seguro de su Morena. Pidió evitarle vicios (¿…?) y remató con una frase dominguera: ¡Es la esperanza de millones de mexicanos!

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