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Los dientes de tus niños

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Los dientes de tus niños

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Roberto Iturriaga

La desinformación de los padres de familia favorece que los niños dejen de lado las tareas básicas de higiene bucal, ignorando que el cepillado y los hábitos de prevención son fundamentales desde que los dientes comienzan a salir.

El cuidado personal es uno de los aspectos que las sociedades modernas han afinado más conforme al avance de la ciencia médica, ya que este básico pero fundamental concepto se traduce no sólo en un mejor aspecto físico para las personas sino en una mayor calidad de vida. En ese contexto, hoy en día los padres de familia se esfuerzan en enseñar a sus hijos buenos hábitos que beneficien su salud, en gran parte acatando los consejos que se dan a conocer en los medios de difusión y las campañas gubernamentales. Sin embargo muchos olvidan o simplemente omiten inculcarles el cuidado de su salud dental.

IMPORTANTES DESDE SIEMPRE

Mucha gente afirma que los primeros dientes de los niños, los de leche, no son importantes, y por lo tanto no se preocupan de que sus pequeños se laven los dientes mientras no les acaben de salir ‘los buenos’, llegando incluso al punto de ignorar complicaciones como la caries, el mal aliento excesivo o la inflamación de las encías.

Cabe señalar que los dientes de leche se desarrollan desde los ocho meses de edad, y que esa primera dentadura servirá como guía y soporte a las siguientes piezas dentales, las cuales serán definitivas e irremplazables en caso de pérdida.

En la mayoría de los infantes estos dientes caerán entre los seis y los 12 años, pero el hecho de que sean reemplazables no significa que no sean valiosos; por el contrario, si alguna pieza se encuentra dañada con caries u otra afección, causará una desviación o enfermedad en el diente definitivo que vendrá después.

Por eso es recomendable que desde que el bebé comienza a mostrar sus primeras piezas se le lleve a una revisión (denominada examen periodontal). En ella, el odontólogo analizará la posición de cada pieza, evaluará si existen problemas que se puedan evitar, e indicará un plan de cuidados sencillos acordes a la edad del niño.

Desde que las piezas de leche surgen deben atenderse diariamente, pues a pesar de que los bebés de esa etapa no ingieren sólidos, es probable que les queden residuos de alimento en la boca, en especial durante la noche cuando la generación de saliva es baja y el riesgo de caries aumenta de forma considerable. Usualmente se recomienda frotar levemente los dientes con una gasa estéril, pues en esa etapa aún no deben usarse pastas, enjuagues ni otros químicos, únicamente hay que retirar cualquier rastro de comida y verificar que no se genere ninguna anomalía en la boca del bebé.

La edad sugerida para la primera visita al dentista es al cumplir un año; así, el especialista podrá indicarle el momento para que su hijo empiece a utilizar el cepillo (lo cual varía de los 12 a los 18 meses) y el tipo de crema dental a emplear. A partir de entonces es preciso alentarlo a cepillarse tres veces al día. Mantener tal frecuencia es básico, pues de esta manera se previene cualquier infección y además el niño afianzará el hábito, volviéndose una cuestión de disciplina.

Entre esa fase y los siete años de edad, la cantidad de pasta a emplear será una gota. Es importante mencionar que los productos con alto contenido de flúor pueden afectar a los dientes y encías de los infantes. Asimismo, no porque el producto tenga ‘buen sabor’ o se coloque en gran cantidad la higiene vaya a ser mejor: es la técnica del cepillado la que define de forma significativa una buena limpieza bucal.

Una vez cumplidos los siete años se puede colocar una mayor cantidad de pasta (también baja en flúor). Es esencial mantener la regularidad de tres veces al día, además de inculcarles el uso del hilo dental por las noches. Resulta muy efectivo que los padres y las madres realicen dichas actividades junto a sus hijos; si no tienen un buen ejemplo en casa, los niños tienden a desechar esta práctica.

La pulcritud de los dientes de leche nunca debe ser subestimada pues en cualquier momento pueden surgir serias complicaciones si los hábitos de aseo bucal no son firmes, haciendo vulnerables a los infantes a problemas que van desde una sencilla inflamación de encías, hasta fiebre, problemas gástricos, dolores de cabeza, caries, infecciones severas e incluso daños permanentes en nervios.

CARIES, UN MAL COMÚN

La caries es una enfermedad infecto-contagiosa de mucha incidencia en niños. Casi siempre se genera por una bacteria llamada estreptococo, que suele presentarse cuando las defensas del cuerpo son bajas, provocando que la resistencia de la pieza dental sucumba de forma gradual. Aparece en forma de hongo de color oscuro en la superficie de la pieza, causa dolor debido a que afecta los nervios aledaños y su crecimiento se acelera cuando entra en contacto con cierto tipo de alimentos, especialmente los que están hechos a base de azúcar.

La falta de hábitos de higiene y la mala alimentación (con un consumo alto en dulces) son los principales detonantes de este padecimiento que afecta a un gran porcentaje de la población infantil en el mundo. Algunas organizaciones internacionales incluso la colocan en primer lugar por encima de enfermedades como la rinitis alérgica. La buena noticia es que puede evitarse, sin embargo existen factores externos que suelen entrometerse, el principal de ellos es la falta de precaución de los padres de familia.

Por ejemplo un gran número de papás y mamás acostumbran besar en los labios de forma frecuente a sus hijos pequeños, ignorando que las bocas de los adultos suelen ser portadoras de bacterias como el estreptococo generador de la caries. Así, un alto porcentaje de los casos de caries se derivan de un gesto que si bien se tienen como una muestra de cariño, en realidad es peligroso para la fortaleza dental de los menores.

MANOS AL CEPILLO

En definitiva es urgente generar una mejor cultura de la salud bucal. Recuerde que aunque sus hijos sean bebés o muy chicos, no es suficiente con lavarles los dientes de vez en cuando, debe hacerse después de cada comida.

Tenga presente asimismo que la limpieza dental infantil debe de realizarse con la asesoría profesional adecuada y sobre todo con una activa participación por parte de los adultos, quienes a fin de cuentas son los responsables de enseñar estas prácticas a sus descendientes.

Correo-e: riturriaga@elsiglodetorreon.com.mx

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