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Los estilos de aprendizaje

ROLANDO CRUZ GARCÍA

"Prefiero entretener a la gente con la esperanza de que

Aprendan algo, que enseñarles con la esperanza de que

Se entretengan"

Walt Disney

No de los errores más comunes que cometemos los profesores cuando trabajamos frente a grupo, es el de abordar los distintos contenidos de la misma manera con todos los alumnos, como si todos ellos aprendieran igual, sobre todo cuando sabemos empíricamente que todos aprendemos de forma diferenciada.

Esto significa que los diversos temas de una asignatura deben abordarse con cierta "variabilidad pedagógica", es decir que tienen que trabajarse didácticamente en el aula de las más variadas formas posibles, con la finalidad de que los alumnos se identifiquen con algunas de ellas y puedan aprender los contenidos significativamente.

El término 'estilo de aprendizaje' se refiere a que, cuando queremos aprender algo, cada uno de nosotros utiliza su propio método, tiende a desarrollar ciertas preferencias globales y esas preferencias o tendencias a utilizar más de determinadas maneras para aprender, constituyen lo que llamamos los estilos de aprendizaje.

Que no todos aprendemos igual, ni a la misma velocidad no es ninguna novedad; en cualquier grupo de aprendizaje, nos encontraremos con grandes diferencias en los conocimientos de cada miembro del grupo, a pesar de haber recibido las mismas explicaciones y las mismas actividades y ejercicios. Cada miembro del grupo aprenderá de manera distinta, tendrá dudas diferentes y avanzará más en unas áreas que en otras.

Esas diferencias en el aprendizaje son el resultado de muchos factores, como por ejemplo la motivación, el bagaje cultural previo, la edad, los intereses, etc. Pero dichos factores no explican por qué, alumnos con la misma motivación, la misma edad y bagaje cultural, aprenden de distinta manera.

Tanto para el alumno como para el profesor, el concepto de estilos de aprendizaje resulta especialmente atrayente, porque nos ofrece grandes posibilidades de actuación para conseguir un aprendizaje más efectivo.

El estilo de aprendizaje está directamente relacionado con la concepción del mismo como proceso activo. Si lo consideramos como equivalente a recibir información de manera pasiva, lo que el alumno haga o piense no es muy importante, pero si entendemos el aprendizaje como la elaboración por parte del receptor de la información recibida, es bastante evidente que cada uno de nosotros elaborará y relacionará los datos recibidos en función de sus propias características.

Pero la realidad siempre es mucho más compleja que cualquier teoría. La forma en que elaboremos la información y la aprendamos variará en función del contexto y de lo que estemos tratando de aprender, de tal forma que nuestra manera de aprender puede variar significativamente de una materia a otra.

Lo importante es no utilizar los estilos de aprendizaje como una herramienta para clasificar a los alumnos en categorías cerradas, ya que nuestra manera de aprender evoluciona y cambia constantemente, como nosotros mismos.

Una posible manera de entender las distintas teorías es el siguiente modelo planteado en tres pasos: primero, el aprendizaje parte siempre de la recepción de algún tipo de información, de toda la información que recibimos seleccionamos sólo una parte; cuando analizamos la forma de selección de la información, podemos distinguir alumnos visuales, auditivos y kinestésicos.

Segundo: la información que seleccionamos la tenemos que organizar y relacionar; el modelo de funcionamiento de los hemisferios cerebrales nos da información relevante, acerca de las distintas maneras que tenemos de organizar la información que recibimos.

Tercero: una vez organizada esa información la utilizamos de una manera o de otra. La rueda del aprendizaje de Kolb, por ejemplo, distingue entre alumnos activos, teóricos, reflexivos y pragmáticos.

Naturalmente, esta separación en fases es ficticia, ya que en la práctica esos tres procesos se confunden entre sí y están estrechamente relacionados. El hecho de que tendamos a seleccionar la información visual, por ejemplo, afecta a nuestra manera de organizar esa información.

Además de las teorías relacionadas con la manera que tenemos de seleccionar, organizar y trabajar con la información hay modelos que clasifican los estilos de aprendizaje en función de otros factores, como por ejemplo, el comportamiento social.

Una de las teorías más apasionantes y mejor fundadas de los últimos años es la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que define la inteligencia como el conjunto de capacidades que nos permite resolver problemas. Gardner define 8 grandes tipos de capacidades o inteligencias, según el contexto de su producción: la inteligencia lingüística, la lógico-matemática, la corporal - kinestésica, la musical, la espacial, la naturalista, la interpersonal y la inteligencia intrapersonal; estas dos últimas forman la llamada inteligencia emocional (Daniel Golemann, 1997).

Todos desarrollamos las ocho inteligencias, pero cada una de ellas en distinto grado. Aunque parte de la base común de que no todos aprendemos de la misma manera, Gardner dice que la manera de aprender de un mismo individuo puede variar de una inteligencia a otra, de tal forma que un individuo puede tener, por ejemplo, una percepción holística en la inteligencia lógico-matemática y secuencial al trabajar con la inteligencia musical.

Como podemos apreciar, aprender es uno de los procesos de la inteligencia humana más complejos y variables; invito a mis compañeros profesores a entender y aceptar que nuestros alumnos siempre aprenderán diferenciadamente y entonces tendremos que enseñar en consecuencia.

Agradezco sus comentarios

a: rolexmix@hotmail.com

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