— W.B. Yeats
Londres.- La historia nos dice que en tiempos de crisis los electores buscan los extremos. Así pasó en 1933 cuando Adolf Hitler se convirtió en canciller de Alemania. Este pasado domingo 6 de mayo los electores griegos retiraron su apoyo a los partidos tradicionales de centro-derecha y centro-izquierda para dárselo a los de extrema izquierda y extrema derecha en un gesto de repudio a los programas de austeridad.
Nueva Democracia, la organización de centro-derecha de Antonis Samaras, fue el partido más votado con el 18.85 por ciento de los sufragios, pero con una pérdida de 14.62 puntos porcentuales. La Coalición de Izquierda Radical (Syriza) de Alexis Tsipras se convirtió en el segundo partido, con 16.78 por ciento tras un avance de 11.15 puntos. Los socialistas de PASOK, que gobernaron hasta el 11 de noviembre pasado, vieron desplomarse su apoyo en 30.74 puntos para recibir apenas 13.18 por ciento de los votos. Otros partidos radicales ocuparon el resto de los lugares en el Parlamento, entre ellos Aurora Dorada, de extrema derecha.
Samaras ya ha tratado de formar gobierno sin éxito. Si nadie más lo logra deberá hacerse una nueva elección, posiblemente el 17 de junio. Es muy poco probable, sin embargo, que el ánimo del electorado cambie para entonces y ofrezca un mandato más claro.
No hay duda que la elección griega ha ofrecido un voto de protesta contra la austeridad. Los partidos que se oponen al rescate europeo representan casi el 70 por ciento de los sufragios. Los ciudadanos griegos no quieren que su gobierno siga recortando gastos. El problema es que después de dos rescates, y con un plan de apoyo que en la actualidad asciende a 175 mil millones de dólares, los contribuyentes alemanes, que son quienes fundamentalmente cubren estos rescates, no quieran ya seguir pagando las cuentas de todos.
La posición de Tsipras, el líder de Syriza, es típica de los ciudadanos griegos en este momento. El dirigente se niega a recortar más el gasto del gobierno, pero tampoco quiere que Grecia abandone el euro. Parece imposible, sin embargo, lograr las dos cosas. Grecia se ha beneficiado durante décadas de los programas de apoyo de la Unión Europea y de la zona del euro, pero se ha acostumbrado a vivir más allá de sus medios con programas gubernamentales que sólo pueden mantenerse con subsidios europeos.
Si se suspende el actual rescate por la incertidumbre de si Atenas aplicará el programa de ajuste convenido, el gobierno griego no tendría ya dinero para pagar sus compromisos más urgentes, como sueldos de burócratas y pensiones, el próximo mes de junio. En el pasado Grecia podría haber impreso dracmas para pagar estos compromisos, pero hoy no puede emitir euros. Por ello, según Citi, el grupo financiero estadounidense, las posibilidades de que Grecia se vea obligada a abandonar el euro es actualmente de 75 por ciento. El abandono del euro le daría por supuesto "soberanía monetaria" a Grecia, pero también provocaría una crisis económica mayúscula que empobrecería de manera dramática a los griegos.
El desenlace del drama griego se da en un momento en que Francia acaba de elegir a un socialista como presidente. Francois Hollande no tendrá que esperar cinco meses, como ocurre en México, para asumir el poder. El 15 de mayo rendirá protesta. La primera cita de su agenda, sin embargo no será en Francia sino en Alemania, donde deberá tomar una decisión conjunta con la canciller Ángela Merkel sobre qué hacer con la crisis griega, la cual amenaza con excluir por primera vez a un país de la zona del euro.
RATING
El debate de los candidatos el domingo 6 de mayo tuvo un excelente rating. Qué bueno. Eso demuestra que no hay que obligar a la gente a ver un programa político poniéndolo en todos los canales. Los televidentes que quieren ver un debate lo pueden hacer sin necesidad de que se despoje a los demás de su libertad de ver otras opciones.
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