Benedicto XVI en México

Los mueve la fe

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Cortesía am.com.mx

Por: Karlo Omar Medina Zavala y Alejandra Cortés.

Con la mochila cargada de lo más indispensable para el viaje y sobre todo mucha fe, así fue como salió la comitiva salvaterrense rumbo a la misa multitudinaria presidida ayer por el Papa en la Expo Bicentenario.

Bolsa para dormir, bloqueador solar o crema humectante, suficiente agua y sobre todo zapatos cómodos no podían faltar para vivir la histórica celebración eucarística.

Desde que obtuvieron los boletos para asistir a la misa, las hemanas Martha y “Came” iniciaron los preparativos. Alistaron un ligero equipaje y dijeron que dejarían lo más pesado “en las manos de Dios”.

Cada templo de Salvatierra recibió sólo tres boletos, ya que pertenece a la Arquidiócesis de Morelia, por lo que muchos fieles se quedaron con la ilusión de ir.

Pero las hermanas resultaron afortunadas al ser invitadas por la Diócesis de Irapuato, por lo que tuvieron que salir con mucha anticipación y hacer varias escalas antes de llegar a su destino; lo bueno, dijeron, es que con buen ánimo se aligeran todos los contratiempos.

La primera cita fue en el estacionamiento de la Expo Agroalimentaria de Irapuato, donde 138 autobuses aguardaban para trasportar a más de 5 mil fieles.

Con velocidad controlada y la comodidad de asientos acojinados y aire acondicionado una voz dentro del autobús el coordinador les dijo: “No se acostumbren, nos espera una larga caminata bajo el sol, entreguemos nuestro sacrifico al Señor”.

Al acercarse a Silao, el congestionamiento y los cercos de seguridad fueron más notorios, lo cual ocasionó que el camión fuera a vuelta de rueda e inevitablemente entrara a la magna peregrinación de miles de fieles.

Interminables filas de camiones abarrotaron el estacionamiento de la General Motors (GM), donde tuvieron que bajar para iniciar con su aventura religiosa.

Se quedan sin lugar

A una hora de que iniciara la misa multitudinaria en la Expo Bicentenario, cientos de fieles provenientes de diferentes partes del país seguían entrando, pero ya no había lugares en las islas que les correspondía.

María de Lourdes González y Graciela Pizcano, de 60 y 76 años, respectivamente, viajaron desde Mazatlán, Sinaloa, para participar en la celebración eucarística presidida por el Santo Padre.

Pese a que ambas tenían boletos para la zona E, no pudieron acceder a ninguna de las islas porque ya estaban llenas.

Llegaron desde las dos de la madrugada de ayer y se encontraron con la sorpresa de que debían buscar un lugar para escuchar la misa.

“No fue cosa de la organización, lo malo es que llegamos muy tarde y ya no alcanzamos lugar”, dijo Graciela.

A pesar de que no vieron de cerca al Santo Padre, se sintieron dichosas de estar en la Expo Bicentenario.

María del Socorro Monsiváis Díaz, de 56 años y proveniente de Saltillo, Coahuila, llegó desde las tres de la madrugada y pudo entrar hasta las ocho de la mañana.

Dan ejemplo de fortaleza

Pedrita López Ramírez, de 92 años, aún tiene la fuerza para aguantar grandes peregrinaciones. Caminó tres kilómetros para llegar a la Expo Bicentenario y estar presente en la misa del Papa Benedicto XVI .

Ella es la mujer más grande que venía en el camión 57, proveniente de la parroquia del Señor de la Misericordia, de la ciudad de Irapuato.

Durante su caminata más de un joven se ofrecía a ayudarla, ya que cargaba una bolsa en la espalda y un sleeping en la mano. Pero ella siempre se negó.

“Si me quitan una maleta me quitan el contrapeso para seguir caminando y me voy a ir de lado”, era la explicación que Pedrita daba a cada persona que la quería ayudar.

Desde hace 11 años ha peregrinado a San Juan de los Lagos y por primera vez su caminar no fue tan largo para llegar a su objetivo.

“Fue una experiencia maravillosa estar cerca del representante de Dios, es lo mejor”, aseguró mientras agradecía a Dios por llegar con bien a la Expo Bicentenario.

Pero Pedrita no fue la única que dio cátedra de fortaleza al caminar tres kilómetros, ya que Dolores Medrano Ruiz, de 75 años, le hizo compañía en su recorrido.

“Fue lo más bonito, poder estar en un momento así tan grande y maravilloso, aunque no me tocó estar cerca del Papa”, relató Dolores, mientras caminaba de regreso al autobús para irse a Irapuato.

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