EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Los perdedores del debate

Gran angular

RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS

Gana un debate político, en términos medibles, quien aumenta su porcentaje de intención de voto ciudadano. Pierde, por el contrario, quien lo disminuye. En términos más amplios, no cuantificables de inmediato, gana quien mejor lo aprovecha en potenciar desempeño e imagen para alzarse, al final, con la victoria electoral.

Esta noche se conocerá el resultado de la primera encuesta, la de GEA-ISA, que mida el impacto del debate en la intención del voto, y el viernes al mediodía la de Consulta Mitofsky. Es previsible que sea Gabriel Quadri el que gane más puntos porcentuales, sin que eso lo saque del sótano; y que sea Josefina Vázquez Mota la que pierda más. Enrique Peña Nieto y López Obrador probablemente mantengan su nivel o pierdan algunos puntos, pero no más que los de la aspirante blanquiazul. El priista, sin duda, seguirá a la cabeza de la preferencia y quizá AMLO se colocará en segundo lugar o en empate con Josefina. Ojalá GEA-ISA renuncie a sus afectos y ofrezca una medición objetiva. Y ya veremos si quien esto escribe no se equivoca en la descripción de tal escenario, lo que también es posible.

El mejor o peor desempeño depende, sobre todo, de los candidatos. Pero ese desempeño puede ser peor o mejor según el formato del debate. El domingo pasado ese formato fue demasiado rígido y poco le ayudó su pésima producción televisiva.

Un debate de dos facilitaría el intercambio de ideas y propuestas, las réplicas y las contrarréplicas. Pero si el debate es entre cuatro la cosa se complica, más aún si los turnos de participación diluyen en el tiempo el impacto de las alusiones personales y restan efectividad y contundencia a las réplicas.

Si a eso se le suman encuadres iguales y el nulo movimiento de cámaras (que impidió ver la reacción del aludido por un ataque o las gráficas y documentos mostrados para atacar o defenderse); o una duración de dos horas (demasiado tiempo en un medio de comunicación donde la atención de la audiencia es de lo más volátil), el debate de pronto se vuelve incomprensible.

Y por si algo faltara, la presencia de una edecán de pronunciado escote y ajustado vestido de noche, se convirtió en lo más recordado y comentado del intercambio.

Es pertinente aclarar que el debate fue organizado por el IFE y su producción contratada a una empresa privada que, por lo demás, tuvo que ceñirse a las exigencias consensuadas por los partidos y los asesores de los candidatos presidenciales, lo que los convierte a todos en los responsables de un formato concebido para cualquier cosa, menos para debatir, y que de verdad están obligados a cambiar para el próximo encuentro.

Pero el desempeño, decíamos, es de los candidatos y, en ese sentido, de acuerdo con lo visto por este reportero, difícilmente se puede hablar de un ganador. Quizá haya una gran perdedora, Vázquez Mota, que definitivamente no se dejó ver como buena candidata: nerviosa hasta el temblor, insistente en cumplir a cabalidad su objetivo de atacar a Peña Nieto e ignorar a AMLO, sin mostrar tamaños para gobernar y con un tono de recitación patriotera que se fue apagando conforme transcurrió el evento.

El candidato del PRI fue capaz de defenderse y para quienes esperaban verlo resbalar por la falta de telepromter o apuntador, pudo eslabonar ideas y respuestas claras aunque echando por delante la equivocada argumentación de la falta de tiempo para rebatir, con un involuntario parpadeo del ojo izquierdo que revelaba su estado de tensión.

El izquierdista López Obrador no se movió ni un ápice del discurso de siempre, el de la mafia del poder, el de la oligarquía que todo controla y domina, lo que lo hace pasar por necio, aunque es claro que la búsqueda del fondo de los problemas pasa necesariamente por esa explicación. Él también ignoró a Josefina en tanto que asestó y asimiló golpes, dueño de una tranquilidad escénica que es producto de su ya larga búsqueda del voto.

Quadri, de Nueva Alianza, montado en su coartada de la candidatura ciudadana, hizo todo lo que estuvo a su alcance para no pasar desapercibido por sus tres contrincantes. No lo logró, aunque mostró conocimientos técnicos -que siempre desembocan en privatizaciones- que lo harían un buen secretario del Medio Ambiente. No obstante, la manera en que vio a la famosa edecán elevó sus simpatías. Y si la intención del voto sube a su favor, como es previsible, habrá convertido en la gran ganadora de este debate a la maestra Elba Esther Gordillo, dueña de la franquicia política que lo postuló.

Por lo que hace al impacto del debate, sólo anotaremos que le ganó en rating al futbol: 10.4 puntos (canal 5) contra 9 (canal 13) en la medición nacional, lo que significa que lo vieron casi 10 millones de mexicanos.

Comentarios: rrodriguezangular@hotmail.com

Twitter: @RaulRodríguezC

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 738927

elsiglo.mx