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Los Reyes Magos

OPINIÓN

Los Reyes Magos

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Sergio Sarmiento

¿Y a usted, qué le trajeron los Reyes? ¿Nada? ¿Pues cómo se habrá portado?

El gordito de la Navidad americana que parece personaje de Disney ha desplazado en buena medida a los Reyes Magos en el mercado de los regalos navideños. Esto lo podemos lamentar por muchas razones culturales, pero lo interesante es que los Reyes no han desaparecido completamente del panorama.

Los Reyes Magos fueron durante mucho tiempo los personajes que en México y España traían obsequios navideños a los niños, en recuerdo de unos hombres misteriosos que se presentaron ante el niño Jesús para rendirle homenaje después de su nacimiento. Lo curioso es que los tres Reyes Magos no eran ni tres, ni reyes, ni magos.

El Evangelio de Mateo -y sólo éste- habla de un grupo de magos que desde Oriente llegaron a Judea tras haber visto una estrella que anunciaba el nacimiento del rey de los judíos. Ese término ‘magos’ no tiene nada que ver con el que hoy usamos. Se trataba más bien de unos sabios o astrónomos. El Evangelio no dice que fueran reyes ni menciona cuántos eran. Tampoco dice cómo se llamaban. Melchor, Gaspar y Baltasar son nombres inventados mucho después.

Los sabios de Oriente representaban para el cristianismo un importante reconocimiento de la importancia del nacimiento de Jesús, un niño nacido en condiciones de gran pobreza. La historia sirvió para promover el cristianismo fuera de la comunidad judía.

Los cristianos originales no acostumbraban darse regalos en Navidad. Cuando la religión era perseguida, y los cristianos pertenecían a los grupos más desfavorecidos de la sociedad judía y del imperio romano, cualquier presente habría estado fuera de su alcance e incluso habría sido peligroso, por evidenciar la religión de quien lo daba.

Solamente cuando la religión cristiana se asentó en la ciudad de Roma, particularmente entre esclavos y trabajadores que venían del oriente, empezó a absorber la tradición de los romanos de intercambiar obsequios en las fiestas paganas del Sol invicto, que coincidían aproximadamente con el solsticio de invierno, el día más corto del año, cercano al 25 de diciembre que siglos después se escogió como fecha de la Navidad.

Las iglesias ortodoxas celebran la Navidad el 6 de enero ya que nunca aceptaron la reforma al calendario juliano que ordenó el Papa Gregorio en 1582. La Iglesia católica mantuvo el 6 de enero sólo como la fecha de la Epifanía (manifestación de Jesús) a los pueblos paganos, simbolizada por los sabios de Oriente. Los cristianos ortodoxos celebran ambos acontecimientos el 6 de enero.

Hoy los niños mexicanos pueden estar agradecidos. Por una parte reciben la visita de Santa Claus o Papá Noel, un personaje surgido de una mezcla de tradiciones romanas, turcas y nórdicas, que reparte regalos el 25 de diciembre; pero también de los Reyes Magos, que el 6 de enero traen nuevamente regalos, en recuerdo de las ofrendas de los sabios orientales a Jesús. Y si a usted los Reyes no le trajeron nada, seguramente es porque se portó muy mal en este último año.

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