Los secretos de la vitamina C
¿A quién no le gustaría mejorar la visión y evitar la aparición de cataratas y glaucoma? Así como prevenir enfermedades vasculares, formar colágeno y mantener huesos y dientes sanos. Todo esto a través de una vitamina: la vitamina C.
La vitamina C, o ácido ascórbico, pertenece al grupo de las hidrosolubles, aquellas que se disuelven en agua y se eliminan a través de la orina, por lo que es necesario consumirla continuamente. Contribuye a la síntesis de colágeno y glóbulos rojos, además de ayudar al buen funcionamiento del sistema inmunitario. Es muy conocida sobre todo porque ayuda a luchar contra las infecciones, simples resfríos y las células cancerosas, esto gracias a los leucocitos, la estimulación de anticuerpos, el proceso de la reacción inflamatoria y la integridad de las mucosas.
El organismo no produce dicha vitamina, por lo que es necesario ingerirla a través de los alimentos que la proporcionan: vegetales verdes, frutas cítricas y papas; no aparece en alimentos de origen animal. También es importante consumirlas con su respectiva piel, ya que es ahí donde se encuentra la mayor parte de los nutrientes, y al oxidarse rápidamente, cuanto menos calor se aplique, menor será la perdida de contenido. Los alimentos enlatados o cocidos ya han perdido la mayoría de sus nutrientes. Si se consume continuamente desde niños, las probabilidades de contraer enfermedades se ve reducida considerablemente.
Aquellas personas que fuman y quienes están constantemente expuestas al humo del cigarro, se recomienda que ingieran 35 mg al día adicionales al consumo normal, ya que la nicotina reduce el nivel de vitamina en el organismo. También se debe de aumentar la dosis durante el embarazo, la lactancia, a personas alcohólicas, diabéticas y quienes toman diariamente medicamentos como anticonceptivos orales, cortisona y antibióticos. Si se padece de anemia, o se requiere de una alimentación debido a la carencia de hierro, se recomienda consumir un zumo de naranja al terminar las comidas, así la biodisponibilidad del hierro de ve aumentada.
Son mayores los beneficios que atribuye dicha vitamina al cuerpo, por lo que es poco probable que exista alguna intoxicación por el exceso de consumo, ya que como se menciona antes, es hidrosoluble y aquello que el cuerpo no utiliza es eliminado a través de la orina. Sin embargo, si la dosis diaria supera los 2000 miligramos es probable que aparezcan ciertas molestias gastrointestinales, como diarrea, malestar en el estomago, cálculos renales, insomnio y exceso de absorción de hierro. En el caso contrario, si se carece de vitamina C puede dar pie a enfermedades como escorbuto, cuyos síntomas van desde hemorragias en las encías hasta dolor articular.
Así que, el consumo de vitamina C no es sólo para resfriados o gripes, son muchos los beneficios que da al cuerpo humano tanto a chicos como a grandes.
Un poco de historia…
Es en 1747 cuando el cirujano escocés James Lind detecta que los cítricos combatían el escorbuto, pero en 1928 Albert Szent-Gyorgyi aisló la vitamina C y en 1934 fue sintetizada por Walter Norman Haworth.
El escorbuto es una enfermedad carencial que resulta de la falta de vitamina C (menos de 10 mg diarios) en el sistema. Forma puntos de color púrpura en la piel, encías esponjosas y sangrado de las membranas mucosas. La persona se pone pálida, se siente deprimida y queda parcialmente paralizada.
Usos terapéuticos
Algunos de los beneficios de la vitamina C son:
Sistema inmunitario: La vitamina C fortalece las células inmunes (linfocitos y macrófagos) y la concentración de inmunoglobulinas en el suero sanguíneo.
Autismo: Un suplemento de vitamina C reduce la gravedad de los síntomas en niños que padecen autismo.
Fertilidad: Entre hombres infecundos, se demostró que un suplemento de vitamina C mejoraba la calidad del esperma y aumentaba el número de espermatozoides.
FUENTE: www.acidoascorbico.com
