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Los secretos que oculta la “Reina Roja”

Estudios. La osamenta fue analizada por el antropólogo físico Arturo Romano Pacheco, quien a partir de unos estudios osteológicos e histomorfológicos logró determinar sexo, características físicas y las probables causas de la muerte del personaje bautizado como la “Reina Roja”. (EL UNIVERSAL)

Estudios. La osamenta fue analizada por el antropólogo físico Arturo Romano Pacheco, quien a partir de unos estudios osteológicos e histomorfológicos logró determinar sexo, características físicas y las probables causas de la muerte del personaje bautizado como la “Reina Roja”. (EL UNIVERSAL)

EL UNIVERSAL

Era el 1 de junio de 1994 cuando los arqueólogos Arnoldo González y Fanny López Jiménez deslizaron la tapa del sarcófago hallado al interior del Templo XIII, localizada a un costado del Templo de las Inscripciones de Palenque. La tumba resguardaba los restos de una osamenta bañada de cinabrio acompañada de un rico ajuar funerario que incluía una gran cantidad de conchas y piezas de color verde, que tras los trabajos de reconstrucción se vería que se trataban de una máscara, orejeras y collares.

Los restos óseos de ese personaje maya permanecieron casi 18 años en un laboratorio de antropología física, en un anexo del Claustro de Sor Juana, en la Ciudad de México, hasta que la semana pasada regresaron a la zona arqueológica de Palenque por personal del Centro INAH-Tabasco, en un convoy que viajó por carretera en un vehículo oficial, escoltado por la Policía Federal y dos elementos de seguridad de la Zona Arqueológica de Palenque, informó el INAH.

En su permanencia en este sitio, la osamenta fue analizada por el antropólogo físico Arturo Romano Pacheco, quien a partir de una serie de estudios osteológicos e histomorfológicos logró determinar sexo, características físicas y las probables causas de la muerte de este personaje bautizado como la “Reina Roja”, debido a los pigmentos de cinabrio que cubrían su esqueleto, una práctica que, según el especialista, era común en el México prehispánico como un signo de vida.

“Era una costumbre en todo el México prehispánico, espolvorear cinabrio, porque siempre había la idea de la resurrección”, dice.

De acuerdo a los estudios practicados por Arturo Romano Pacheco, se trataba de la osamenta de un individuo adulto, de sexo femenino y de constitución media a grácil, con una estatura aproximada de 1.54 metros, y que “se encontraba entre su quinta o sexta década de vida al momento de su fallecimiento”.

Sentado en la sala de su hogar, de cuyas paredes cuelgan una imagen del Templo de las Inscripciones de Palenque y la de una estela que representa a Pakal recibiendo de manos de su madre la diadema señorial que lo corona como nuevo gobernante, Romano relata cómo desde que vio los restos óseos intuyó que eran de una mujer, quizá la más importante hallada hasta ahora en Mesoamérica:

“Revisé de pies a cabeza, a detalle. Su mandíbula se veía pequeña, grácil y muy fina, tenía los dientes completos. Las articulaciones, costillas y clavículas eran muy delgadas y delicadas, su pelvis también se veía muy delicada. Es que el esqueleto femenino, a diferencia del masculino, es precioso, es más fino, y así se veía este”, indica el antropólogo físico, quien antes había trabajado con los restos de Sor Juana Inés de la Cruz.

Romano Pacheco aclara que estos estudios de antropología física concluyeron hace mucho tiempo y que durante todos estos 18 años los restos permanecieron en el Claustro de Sor Juana, resguardados bajo llave y muy bien consolidados. “Estaban guardados, pero yo no los estuve estudiando por casi 18 años como se dijo hace poco”, aclara.

El especialista en osteología antropológica dice que una de las posibles causas de muerte de esta soberana maya es una descalcificación ósea, probablemente por la menopausia.

“Cuando tuve en mis manos el cráneo observé que tenía una fractura accidental, por el hecho de estar enterrado; estaba rota la bóveda craneana y tenía apenas un milímetro de espesor. Todo el esqueleto estaba muy adelgazado. Murió por una descalcificación mineral de su organismo, porque las mujeres están sujetas a eso cuando padecen la menopausia. ‘La Reina Roja’ murió descalcificada toda, el espesor del cráneo es como de cuatro milímetros y algunos huesos apenas tienen un milímetros de espesor”, dice Romano Pacheco, quien indica que sus estudios fueron corroborados por más especialistas.

ESPOSA, NO MADRE DE PAKAL

A la par de estos estudios, los doctores Vera Tiesler y Andrea Cucina realizaron la reconstrucción facial de la “Reina Roja” con base en las características de su cráneo. Según apunta el arqueólogo Arnoldo González en el libro “La Reina Roja, Una tumba real” (INAH/TRUNER, 2011), el perfil sugerido por los antropólogos revela coincidencias con las facciones de la señora Tz’akb’u Ajaw, esposa de Pakal, cuyas representaciones se pueden observar en tableros hallados en Palenque.

En años más recientes, pruebas de ADN revelaron que el personaje carece de parentesco con el gobernante maya Pakal, por lo que no podría ser su progenitora, sino su esposa.

Por su parte, Lourdes Muñoz Moreno, especialista en genética del Cinvestav, comenta que actualmente trabaja en una muestra de la osamenta de la “Reina Roja” para corroborar o refutar la relación entre estos dos personajes destacados dentro de la historia de la sociedad palencana. Sin dar mayores detalles, dice que el que los estudios de genética dados a conocer digan que no existe ningún lazo entre estos dos personajes signifique que sean esposos. “Faltaría hacer más estudios genéticos”, apunta.

Los restos podrían ser exhibidos al público

Los restos de la “Reina Roja” descansan en las bodegas del Museo de Sitio de Palenque bajo estrictas medidas de conservación pero se estudia la posibilidad de que sean exhibidos al público, dijo en entrevista el arqueólogo Emiliano Gallaga, director del Centro INAH-Chiapas.

“Vamos a ver cómo se comportan los huesos, hay que tener en cuenta el cambio de humedad y de temperatura al traerlos al estado, y posteriormente veremos la posibilidad de montar una exposición temporal con ellos para mostrarlos al público, o en su defecto, resguardarlos dentro de la bodega del museo, ya sea sólo para conservación o para futuras investigaciones”, comentó Emiliano Gallaga.

El arqueólogo señaló que por ahora no se considera devolver los restos de la “Reina Roja” a la tumba donde fue hallada originalmente, como se hizo con los restos de Pakal, debido a los problemas de humedad y temperatura que presenta la estructura. “La Tumba de la ‘Reina Roja’ está abierta al público, tiene problemas de humedad y temperatura, por lo que no se podrían conservar los huesos, por eso piensa resguardarlos en bodega”, dijo.

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Escrito en: INAH reina roja México prehispánico

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