Enrique Solís, en su calidad de aficionado práctico, mostró en el ruedo del Coliseo Centenario las grandes cualidades taurinas que posee.
Una gran convivencia taurina se realizó la tarde de ayer en el ruedo del Coliseo Centenario, la cual fue encabezada por el mano a mano entre los hermanos Enrique y Gerardo Solís, aficionado práctico y aspirante a novillero, respectivamente, quienes dieron una gran demostración ante una asistencia de poco más de 160 personas.
Enrique Solís, primero en pisar el ruedo, dejó en claro que la clase y valor le sobran, así como el deseo de agradar, luciendo a plenitud con el capote y la espada ante el astado de Manolo Martínez, al cual le cortó las dos orejas luego de una gran faena y matar de una certera estocada.
Por su parte, Gerardo Solís, el hermano menor y aún alumno de la Academia de la Cultura Taurina, dio muestra de un valor a toda prueba ante su ejemplar y dejó en claro se trata de un gran talento que busca consolidarse en el ruedo.
Aunque se ganó a ley la oreja en su faena, la misma se le escapó al fallar con la espada.