Según un estudio, los niños y adolescentes con mala coordinación motriz están en mayor riesgo de padecer problemas mentales y emocionales. ARCHIVO
Los niños y adolescentes que registran dificultades en su coordinación motriz tienen un mayor riesgo a desarrollar problemas mentales y emocionales en etapas posteriores de su vida, publicó la Academia Estadounidense de Pediatría.
Los niños diagnosticados a los siete años de edad con dificultades motrices, denominadas Trastorno de Desarrollo de la Coordinación (TDC), podrían padecer problemas de salud mental cuando cruzan los nueve o 10 años.
Esta posibilidad fue descubierta en dos estudios realizados por separado, uno por un grupo de investigadores de las universidades de Bristol, Reino Unido, y otro en Ultrecht, Holanda.
En los adolescentes, otro estudio dirigido por Daniela Rigoli, de la Universidad Curtin, en Perth, Australia Occidental, encontró la relación entre las dificultades de coordinación motora y problemas emocionales, como ansiedad y síntomas depresivos.
Según la investigación "Problemas de salud mental en niños con Trastorno de Coordinación del Desarrollo", dirigida por Raghu Lingam, de Bristol, estos niños reportan en promedio dos años después dificultades en su desarrollo mental, problemas de conducta y depresión.
El equipo analizó datos de una encuesta nacional correspondientes a seis mil 902 niños, de los cuales 346 fueron identificados con probable TDC, al mostrar graves dificultades en su coordinación motriz.
Se estudiaron las limitaciones funcionales en las actividades de la vida diaria o de la escritura a mano, con exclusión de los menores con dificultades neurológicas o un coeficiente intelectual bajo.
En cuanto a la salud mental, se midió por cuestionarios, pruebas de dificultad y modelos de regresión, así como en niños reportados por estados de ánimo.
Se realizaron ajustes por factores de confusión, medio ambiente, dificultades en el desarrollo, comunicación social, inteligencia verbal baja, intimidación, autoestima y amistades.
Los niños identificados con probable TCD fueron dos veces más propensos a la depresión y cuatro veces más probable que los padres informaran de las dificultades conductuales y de salud mental cuando alcanzaban los nueve o 10 años de edad.
Los autores del estudio concluyeron que las estrategias para mejorar la autoestima, fomentar las buenas habilidades de comunicación social y disminuir el acoso, pueden ser importantes para reducir el riesgo de problemas de salud mental en los niños con este tipo de trastorno motriz.
En tanto, el estudio "Coordinación motora y correlatos psicosociales en una muestra normativa del Adolescente", explicó la asociación entre fallas en el sistema motriz y el funcionamiento emocional, mediada por las percepciones de los jóvenes sobre sí mismos y relacionadas con la competencia.
Los participantes fueron 93 adolescentes, de 12 a 16 años, que se sometieron a evaluaciones de su coordinación motora, estado de ánimo y sentimientos.
El modelo de ecuaciones estructurales reveló que esa auto-percepción generada a partir del grado de equilibrio entre sus movimientos y acciones afecta el funcionamiento emocional.
La coordinación motora tiene un impacto indirecto en los resultados emocionales a través de varios dominios de auto-percepción.
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para aumentar la conciencia y el desarrollo de programas apropiados de tratamiento para los jóvenes que padecen ambas situaciones, indicaron los investigadores.