El candidato del Movimiento Progresista a la Presidencia de la República ha hecho enormes esfuerzos por presentar una imagen distinta a la de 2006. Andrés Manuel López Obrador ya no llama al presidente "chachalaca", "espurio" o "pelele". En su república amorosa tiene la generosidad para perdonar a Felipe Calderón por haberle robado la Presidencia.
Su primer spot de este año retoma la figura de la "mano franca" del poema de José Martí. Muy distante parece así Andrés Manuel del político que tomó el Paseo de la Reforma de la ciudad de México durante seis semanas, ocasionando pérdidas millonarias a negocios y la desaparición de cientos o miles de empleos.
Hasta este momento, sin embargo, el cambio de actitud no le ha redituado una mejoría en las encuestas. En virtualmente todas aparece en tercer lugar con tasas de intención de voto que van de 19 a 25 por ciento. La única excepción es la de Covarrubias, que lo pone en segundo lugar con 30.3 por ciento, pero es una encuesta cuando menos atípica.
Si bien la campaña propiamente dicha apenas empieza, y muchas cosas pueden ocurrir en los próximos tres meses, el discurso de la república amorosa no parece haber permeado entre los votantes moderados. En cambio, puede decepcionar a los radicales. Ya lo demostró el diputado Gerardo Fernández Noroña, quien ha cuestionado severamente a López Obrador por haber "perdonado" al presidente Calderón.
El recuerdo de la ocupación del Paseo de la Reforma parece ser el principal obstáculo para que la gente crea en la conversión de López Obrador. El propio Andrés Manuel culpa a la televisión. En una entrevista este 3 de abril me dijo que recibe más cuestionamientos en provincia que en la ciudad de México por el plantón. La televisión, a su juicio, magnificó la acción para debilitar su movimiento. De hecho hoy López Obrador afirma que él no quería realizar el plantón, pero que se vio obligado a hacerlo para evitar una explosión de violencia entre sus seguidores.
Yo no sé si las explicaciones de López Obrador sean verídicas. La información disponible sugiere que él insistió en establecer y mantener el plantón mientras que sus aliados moderados insistían en que con ello dañaba el movimiento. Cuando Andrés Manuel levantó el bloqueo, ante una posible confrontación con el Ejército en vísperas del desfile del 16 de septiembre, las tiendas de campaña estaban ya vacías, pero la irritación de la población era enorme.
Es verdad que los medios de comunicación reportaron el plantón a todo el país. Televisión, radio y periódicos informaban diariamente de lo que ocurría en Reforma y mostraban los restaurantes que cerraban, la gente que se quedaba sin trabajo y los activistas que jugaban futbol en plena calle. Pero informar lo que sucede es responsabilidad de los medios.
¿Ha cambiado López Obrador? Hoy, sin duda, mantiene una posición más respetuosa hacia sus rivales. Su propuesta de gabinete es excelente. Algunos empresarios importantes se han unido con entusiasmo a su esfuerzo.
A pesar de haber tendido su mano franca a los afectados, sin embargo, el fantasma del bloqueo de Reforma sigue persiguiendo a López Obrador. Quizá él pensó en 2006 que la gente pronto olvidaría el berrinche. Pero a seis años de distancia el recuerdo del plantón es uno de los mayores lastres en el esfuerzo por convencer a los ciudadanos de la sinceridad de su república amorosa.
EL MAREO
Dudo que a Josefina Vázquez Mota le haya afectado la cancelación de un mitin por presión de un grupo de trabajadores de Mexicana de Aviación. Si acaso, fueron los manifestantes quienes se mostraron intolerantes. Pero el mareo del 2 de abril sí puede generar problemas. La candidata no puede darse el lujo de proyectar una imagen de debilidad o enfermedad.
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