Estando parado su servidor en la avenida Independencia a la altura de la calle Bravo en la ciudad de Gómez Palacio, veo pasar a toda velocidad a un joven de algunos 15 años corriendo y esquivando entre carromatos...
...coches, bicicletas y de más objetos circulantes.Vinieronami mente varias posibilidades encontrando tres como las más factibles. Le acababan de decir que había acertado en los números del Melate y era el afortunado ganador, o venía a esa velocidad porque estaba por iniciar el juego del Santos Laguna, o como última posibilidad, estaba el hechodequea su corta edad, la esposa lo estaba engañando e iba tras ella para felicitarla.
Cuál sería nuestra sorpresa que no eran ninguna de las tres causas anteriores, echando por la borda toda una investigación realizada en Harvard recientemente, la explicación era que el joven iba a “Checar”. No piense usted mi estimado lector que “Iba a con su novia”, no, traía en su mano una tarjeta con la cual se registran en determinados puntos de la ciudad los horarios de llegada de varios camiones urbanos.
Este joven había corrido alrededor de 3 cuadras a toda velocidad poniendo en riesgo su vida o mínimo provocar un accidente entre los coches circulantes porque al estar su semáforo en verde no esperan ver a un individuo emular a Carl Lewis.
¿Está mal? ¿Estamos exagerando? Desde nuestro humilde punto de vista si es un evento desafortunado, y en segundo lugar no por ser un evento cotidiano dentro de nuestra ciudad dejara de ser peligroso y sobre todo digno de revisión para que no sucediera en futuras ocasiones.
Lo peor del caso es que después de registrar su hora de llegada, que por cierto el camión del cual bajó estaba a dos cuadras todavía, el joven se dispuso a degustar un rico lonche acompañado de su bebida color negro, acto que emuló el conductor del camión al llegar a la checada y se tardaron alrededor de 10 minutos.
Mi duda era entonces ¿para qué corrió? ¿Cuál era la prisa? Es complicado a veces entender que cosas tan sencillas las complicamos y luego los ciudadanos las vemos tan normales, como el caso que le cuento, o el camión que se para sin avisar, el taxi que no respeta las señales, el conductor en doble fila, o el coche de un particular estacionado en áreas para discapacitados.
El verlo como cotidiano, no lo hace permitido, ni digno de ser admirado o emulado, pero definitivamente si no empezamos nosotros a hacer ciertos cambios éstos no van a ocurrir jamás.
Decirle al joven que no haga esas carreras de 100 metros entre los coches pareciera que no cambiaría nada y sólo ganaríamos una burla o el argumento de que así somos todos.
Pareciera que lo mas sencillo es juzgarlo y dejarlo pasar, que desde luego seria un a postura respetable, pero en el México actual estaría mas de acuerdo con que la conducta fuera analizarlo y tomar consciencia de que existen actos entre nosotros mismos de riesgo y que con un mínimo esfuerzo, por ser tan sencillas, pudiéramos cambiar.
¡Hasta la próxima!