El alcohol, lo prohibido y el Peje
Este domingo iremos a las urnas una buena cantidad de mexicanos a una de las elecciones más vigiladas de la historia y según pronósticos, una de las de mayor participación según las expectativas de varios analistas. Como la especialidad de este tecleador está muy lejos de los temas partidistas y electoreros...
...vamos a hablar de la ley seca, que no es otra cosa que prohibir la venta de alcohol antes y durante las elecciones.
¿Tiene alguna consecuencia?, ¿afecta a una persona la ley al momento de emitir su voto?, ¿existen beneficios?
En primer lugar parece que la medida, tomada hace algunos años, beneficia en el clima de seguridad alrededor de las elecciones. Sin embargo me gustaría abordar la psicología detrás de la ley seca, que implica que muchas de las veces lo prohibido se vuelve algo tan llamativo que lo tomamos los seres humanos como una necesidad imperiosa que debe cumplirse, máxime si vivimos en una sociedad patriarcal que se intenta resolver en el romper reglas o retar la autoridad.
Usted mi estimado lector se pudo dar cuenta de las enormes filas este viernes por la tarde en varios centros expendedores de vinos, que parecía que estaban regalando tortibonos de hace algunos años. La pregunta sería. ¿Toda esa cerveza se iba a consumir?, ¿,o será que se compró más de lo debido? Parece que la respuesta es que los jóvenes y no tan jóvenes compraron bebidas embriagantes en mayor cantidad de la necesaria, lo que hace válida la teoría de que entre más prohibitivo sea algo para el ser humano, mayor el deseo de romper con eso, creyendo que por romperlo se logra mayor independencia.
Obviamente esta independencia no es real, ya que el logro de ésta se da a través de tomar decisiones que tengan coincidencias y disidencias con la contraparte y no como reacción a una imposición tal como lo denota la ley seca.
Desde luego usted tendrá la mejor respuesta, aunque una cosa sí es segura, habrá que ir a votar el día de las elecciones, se este crudo, maduro o sobrio.
