Rumores o verdades
Como columnista de un periódico prestigiado y tan seguido en la laguna como éste, nos llegan historias que como distamos de ser reporteros, no investigadores, no podemos comprobar ni juzgar. Lo que podemos hacer es informar sobre ciertos datos o historias que nos llegan, para que finalmente se cumpla el objetivo de que nuestros lectores se formen un criterio...
... y hagan sus deducciones correspondientes.
Hace algunas semanas nos comentaban algunas personas involucradas supuestamente en el caso, que en la ciudad Jardín fue despedido un agente de vialidad por tratar de infraccionar al hijo del alcalde, que había incurrido en la infracción de pasarse un alto en un crucero. Se dice que al momento que el uniformado trató de cumplir con su obligación se llevó la sorpresa de que no era posible debido a la jerarquía del infractor.
De no ser cierta la historia, pasara por ser una anécdota que nos habla de el interés de los ciudadanos de generar algún tipo de antipatía hacia el alcalde de Ciudad Lerdo y pasara después de un tiempo por ser un mito.
Sin embargo de ser cierto se convertiría en un ejemplo de el ejercicio del poder en México, donde se vé a la ciudad como una empresa, de la cual se puede decidir sin consultar a los ciudadanos, que por cierto son los que brindan ese poder a la autoridad.
Me viene a la mente aquella película que fuera censurada por el gobierno de Ernesto Zedillo, la ley de Herodes, que retrata muy bien el proceso de abuso de autoridad que se da en un individuo en esencia "bueno", pero que las instituciones y la mentalidad del mexicano terminan por envolverlo y hacer de él una parte importante del sistema.
Sabemos por especialistas que la manera de tratar a los hijos es la manera de ejercer nuestra autoridad en la vida, y si es el caso, pues tendremos una autoridad laxa, sin compromiso e incapaz de ejercer en sus conciudadanos respeto y congruencia en el cargo.
Como decíamos al inicio, la decisión la tiene usted mi estimado lector, sabemos de antemano que nuestro querido alcalde es impuntual por naturaleza, pero esperemos que sólo sea una leyenda urbana y tanto el oficial como el hijo sigan ejerciendo sus respectivos derechos y obligaciones.
¡¡¡Hasta la próxima!!!
