No piden mucho; sólo quieren estar seguros de que la educación seguirá siendo laica y que la religión se enseñe en casa y no en las aulas.
Ayer aquí en la ciudad de Durango se llevó a cabo una de varias marchas que se realizaron en distintos puntos del país y en la que se pide dar marcha atrás a la iniciativa de reforma al artículo 24 de la Constitución Mexicana.
No fueron pocos los ciudadanos que por la mañana llegaron de Gómez Palacio, Tepehuanes, Santiago Papasquiaro, Canatlán y Nuevo Ideal, a exigir de manera pacífica retractar dicha iniciativa, a la que consideran un primer paso para que la educación pierda su laicidad.
Los organizadores de dicha marcha, estimaron la participación de más de mil personas de diferentes ideales religiosos y sociales, quienes pedían el respeto a los logros de Benito Juárez, Lerdo de Tejada y Coneto de Comonfort.
Consideran que dicha modificación es tendenciosa y busca favorecer a la Iglesia con mayoría en el país, con lo que se afectaría en lo consecutivo a la libertad de pensamiento.
Se prevé que tras la reforma de dicho artículo, vendrán modificaciones también al tercero, el quinto el 27 y el 130, que atentarían contra el estado laico.
INTENSIONES
Octavio de la Cruz Gámiz, vocero del movimiento, señaló que a la Iglesia mayoritaria le urge incidir en la educación, lo que sus mismos líderes han aceptado.
Por lo pronto, dice que hay muchas personas molestas con el legislador Ricardo López Pescador, quien promueve la reforma, sin tener en cuenta la opinión de sus representados.
Además considera que se trata de un cambio muy repentino y sospechoso que se trabaja "por debajo del agua" y con intereses de por medio, que dejan fuera a muchos mexicanos.
Por el momento sólo existen condiciones para concretar la reforma al artículo 24; sin embargo, los propios diputados federales han advertido que el reconocimiento al derecho de la libertad religiosa traerá otras implicaciones.
Esto conlleva la revisión de los artículos antes referidos, así como su probable modificación, de tal manera que el cambio sería mucho más contrastante.
Los involucrados en el movimiento aseguran que además de perderse el estado laico, las religiones minoritarias se verían afectadas y por ende la libertad se perdería.
