EL MENSAJE DE FÁTIMA
El gran escritor e historiador Ruso Alexander Solzhenitsyn (1918-2008), Premio Nobel de Literatura, dijo un día: "Todos los intentos para hallar cómo liberarnos del compromiso del mundo actual que nos lleva a la destrucción serán inútiles si no reencauzamos nuestra conciencia en arrepentimiento frente al Creador. Sin esto, ninguna salida se iluminará y buscaremos en vano. Para las enfermizas esperanzas de hace dos siglos que nos han reducido a la insignificancia y nos acercaron al borde de la muerte nuclear o no nuclear, sólo podemos proponer la búsqueda inmediata de la cálida mano de Dios que tan rudamente abandonamos al confiar sólo en nosotros mismos. Únicamente así podemos abrir los ojos a los errores de este desafortunado Siglo XX, dirigiendo nuestras manos para enmendarlos. Nuestros cinco continentes están atrapados en un torbellino, si perecemos y perdemos este mundo, la culpa será sólo nuestra".
Desde el 13 de mayo de l917 se apareció la SantísimaVirgen María por seis veces en Fátima, Portugal a tres pastorcitos: Lucía Dos Santos y a sus primos Francisco y Jacinta Marto.
El 13 de mayo, la Virgen pidió a los pastorcitos que fueran al mismo sitio el 13 de cada mes al mediodía. Al ver la hermosura de la Reina, los niños preguntaron si también ellos irían al cielo. "Lucía y Jacinta, sí"- contestó la Señora. -¿Y Francisco? Los ojos de la aparición se vuelven hacia el jovencito y lo miran con expresión de bondad y de maternal reproche mientras va diciendo: -"Él también irá al cielo, pero antes tendrá que rezar muchos rosarios".
¿Quieren ofrecerse al Señor y estar prontos para aceptar con generosidad los sufrimientos que Dios permita que les lleguen, ofreciéndolos en desagravio por las ofensas que se hacen a Nuestro Señor?
-Sí, Señora, queremos y aceptamos.
Con un gesto de amable alegría, al ver su generosidad, les dijo: "Tendrán ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá".
En la segunda aparición, Lucía le dice a la Señora si se los va a llevar cuanto antes al cielo. -"Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré muy pronto, pero tú debes quedarte aquí abajo, porque Jesús quiere valerse de ti para hacerme amar y conocer. Él desea propagar por el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María".
-¿Y voy a quedarme solita en este mundo? -"¡No hijita! ¿Sufres mucho? No te desanimes, que yo no te abandonaré. Mi corazón inmaculado será tu refugio y yo seré el camino que te conduzca a Dios".
Cumpliéndose al pie de la letra la profecía de la Señora, los dos niños mueren de neumonía pocos meses después de haber experimentado las visiones, y su prima Lucía vivió como monja de clausura Carmelita hasta el año 2005 cuando falleció.
En una de las apariciones, el 13 de julio de l917, Nuestra Señora le dice a Lucía que es la Virgen del Rosario, y añade: "Es necesario rezar el rosario para que termine la guerra" (se refiere a la Primera Guerra Mundial). "Con la oración se puede obtener la paz. Cuando sufran algo digan: ¡Oh Jesús, es por tu amor y por la conversión de los pecadores!". En esos momentos, la Reina abrió sus manos y un haz de luz penetró en la tierra y apareció un enorme horno lleno de fuego, y en él muchísimas personas semejantes a brasas encendidas, que levantadas hacia lo alto por las llamas volvían a caer gritando entre lamentos de dolor. Lucía dio un grito de susto. Los niños levantaron los ojos hacia la Virgen como pidiendo socorro y Ella les dijo: -¿Han visto el infierno donde van a caer tantos pecadores? Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Si se reza y se hace penitencia, muchas almas se salvarán y vendrá la paz. Pero si no se reza y no se deja de pecar tanto, vendrá otra guerra peor que las anteriores (en estos momentos la Virgen profetiza la Segunda Guerra Mundial), y el castigo del mundo por sus pecados será la muerte, la destrucción, la escasez de alimentos, la persecución a la Santa Iglesia y al Santo Padre. Si se acepta lo que yo pido, Rusia se convertirá y vendrá la paz. Pero si no -con una propaganda impía, esa nación, difundirá por el mundo sus errores y habrá guerras y persecuciones a la Iglesia. Muchos buenos serán martirizados, y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho (aquí profetiza la Virgen el atentado a Juan Pablo II). Varias naciones quedarán aniquiladas (recordemos que el mapa mundial se transformó con motivo de la Segunda Guerra Mundial, y este acontecimiento es la mayor desgracia que la humanidad ha sufrido en los últimos años). Pero al fin mi Inmaculado Corazón triunfará."
Cuando los sacerdotes escucharon a los niños hablar de que "Rusia esparciría sus errores por todo el mundo", dijeron que eso no era posible, que de donde habían sacado esa tontería. "¡La santa madre Rusia, Rusia la católica ortodoxa, Rusia que había quedado diezmada por los millones de muertos que tuvieron en La Primera Guerra Mundial, no podía llegar a influir negativamente en el resto de las naciones!". Sin embargo, no fue así. Como todos sabemos, después del derrocamiento y asesinato del Zar Nicolás II de Rusia y de su familia por los bolcheviques, Lenin y Stalin que se encontraban en el exilio regresan para instaurar el comunismo y esparcir sus errores impregnados de ateísmo en una gran parte de la humanidad. (Así se cumple con exactitud lo que la Virgen profetizó).
En la cuarta aparición, la Santísima Virgen les dijo a los niños: "Tienen que recordar que muchas almas se condenan porque no hay quién rece y haga sacrificios por ellas". En la quinta, Lucía le pide a la Reina por la salud de varios enfermos. La Virgen le responde que "algunos sí se curarán, pero otros no, porque Dios no se confía de ellos, y porque para la santificación de algunas personas es más conveniente la enfermedad que la buena salud."
Durante la sexta aparición, la Virgen dijo con aire de tristeza: "Que no ofendan más a Dios, que ya está muy ofendido." (Lucía afirma en su diario -que escribió posteriormente-, que de todas las frases oídas en Fátima, esta fue la que más le impresionó). Antes de despedirse, la Señora del Cielo señaló con sus manos hacia el sol, y entonces los 70,000 espectadores presenciaron un milagro conmovedor, un espectáculo maravilloso, nunca visto: la lluvia cesó instantáneamente (había llovido desde el amanecer y era mediodía) las nubes se alejaron y el sol apareció como un inmenso globo de plata que empezó a dar vueltas a gran velocidad, esparciendo hacia todas partes luces amarillas, rojas, verdes, azules, moradas, y coloreando de una manera hermosísima las lejanas nubes, los árboles, las rocas y los rostros de la muchedumbre que allí estaba presente. De pronto el sol se detiene y empieza a girar hacia la izquierda despidiendo luces tan bellas que parece una explosión de juegos pirotécnicos, y luego la multitud ve algo que le llena de terror y espanto: Ven que el sol se viene hacia abajo, como si fuera a caer encima de todos ellos y a carbonizarlos. En ese momento las multitudes gritaron: "Perdón, Señor, perdón". Fue un acto de contrición dicho por miles de pecadores. Este fenómeno natural se repitió tres veces y duró diez minutos. Luego el sol volvió a su sitio y los miles de peregrinos que tenían sus ropas empapadas por tanta lluvia, quedaron con sus vestidos instantáneamente secos. Y aquel día se produjeron maravillosos milagros de sanación y conversiones. (Este suceso quedó registrado en la primera plana de varios periódicos del mundo, y fueron muchos los científicos ateos que se convirtieron).
El mensaje de Fátima es una visión profética que anticipó en 1917 los sufrimientos de la humanidad, los ataques de regímenes ateos contra la Iglesia, el atentado de 1981 contra el Santo Padre y la caída del muro de Berlín. La visión de un viacrucis interminable y el obispo vestido de blanco que camina penosamente hacia la cruz entre cadáveres de sacerdotes y religiosas, y que posteriormente cae abatido por tiros disparados por arma de fuego, representan una serie de acontecimientos sucedidos a lo largo del siglo XX y que forman parte del mismo secreto confiado a Lucía por la Santísima Virgen.
Fátima emerge como una llamada de atención y un mensaje de esperanza, un plan, una dirección a seguir no sólo para alcanzar la paz militar y política, sino también la paz interna e individual. Las estadísticas confirman un aumento sin precedente en el uso de drogas, crímenes, pornografía, brujería y superstición, suicidios, usura, desviaciones sexuales, divorcios, secuestros, venganzas, frialdad cuando nos enteramos del hambre y el sufrimiento de los demás, pérdida de la fe, crueldad, abandono de los seres queridos, falta de amor hacia Dios, indiferencia frente al sacrificio de la Cruz, tortura, disminución gradual de la esperanza, injusticias, abortos, abuso infantil, alcoholismo, enfermedades mentales causadas por el estrés y la ansiedad, dominio del demonio en muchos aspectos de la vida, y falta de moralidad.
Durante las apariciones de Fátima, la Virgen encomendó tres procedimientos como última respuesta a los problemas de la vida diaria, a la solución de las necesidades individuales: Oración diaria, hacer sacrificios y rezar el rosario. Si el hombre persiste en hallar satisfacción con el poder, el dinero, el erotismo y las drogas, con los cuales intenta dar significado a su vida, se destruirá a sí mismo y acabará con su manera de vivir. Mucha gente se preocupa únicamente de su propia existencia, sus prisas de un sitio al otro -casi siempre sin sentido-, sus sueños individuales, sus metas particulares. Esa autopreocupación les impide darse cuenta del vacío que existe en su alma.
El mensaje de Fátima es el mismo eterno mensaje cristiano tradicional que nos pide arrepentirnos de nuestros pecados, voltear a ver a nuestro prójimo y reencontrarnos con Dios. Fátima es pues una cruzada de oración y penitencia, que nos invita a ofrecer nuestra vida por la conversión de los pecadores. Si insistimos en seguir el camino por el cual venimos transitando y olvidamos a Dios, el mundo puede llegar a destruirse.