A diferencia del panorama que teníamos al inicio de la campaña electoral, hoy es muy aventurado decir quién ganará la elección del primero de julio próximo. Aunque todas las encuestas siguen dando al priista Enrique Peña Nieto el primer lugar en las preferencias, la distancia respecto a su más cercano perseguidor, el perredista Andrés Manuel López Obrador, se ha ido acortando.
El cambio de escenario -motivado por factores como el movimiento “Yo Soy 132”, a lo cual hay que sumar la reciente publicación del diario inglés The Guardian sobre el presunto contubernio entre el candidato del PRI y Televisa- han motivado en el cuarto de guerra de los principales contendientes modificaciones en la estrategia.
En el debate de ayer se pudo observar parte de esa transformación en el discurso de los candidatos. Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador optaron por enfocarse en sus planteamientos y evitar la confrontación, con la intención de salir lo menos golpeado posible. Por su parte, la panista Josefina Vázquez Mota y el candidato del Panal, Gabriel Quadri ubicados en el tercero y cuarto lugar en las encuestas, mantuvieron una postura de franco enfrentamiento con miras a restarles puntos a los punteros.
Pero más allá del discurso y la confrontación vale preguntarnos si el debate político se ha enriquecido en esta campaña, y con ejercicios como el de ayer, en lo que a la mayoría de los ciudadanos críticos les importa y que es el cómo sacar al país del estancamiento económico, la descomposición social, la inseguridad y la parálisis legislativa, que han marcado hasta hoy la incipiente vida democrática de la República.
Pero además, también es necesario cuestionar si alguno de los candidatos se ha pronunciado por profundizar la democracia permitiendo una mayor participación de la ciudadanía en la construcción de las soluciones a los problemas de la vida nacional y regional.
Porque es muy fácil plantear, como hasta ahora se ha hecho, que una persona va a llegar a resolver todos nuestros problemas casi por arte de magia, con soluciones fantásticas. Pero como se ha comprobado, esto es una mentira. Sin participación ciudadana, las sociedades no avanzan. Y este tema parece ser el gran ausente de las campañas.
