"Cuando en los hogares hay pobreza existen más conflictos, puesto que la tensión y estrés provocan estallidos de violencia que terminan en golpes", apuntó Janette Payán Bustamante, presidenta de la Fundación Semilla.
Dijo que la violencia que se ejerce en contra de las mujeres indígenas llega a 'niveles salvajes', y aunque es un tema histórico, apenas inicia a visibilizarse en la sociedad.
A la fecha la fundación brinda atención a más de mil niños menores de 14 años de edad y 500 mujeres provenientes de diversas comunidades de la geografía duranguense, principalmente de la zona Sierra. Acentuó que la población que se encuentra con mayor vulnerabilidad es una cantidad importante, sin embargo la situación social empeorará debido a la condición económica generada por la sequía que azota al estado.
AFECTACIÓN
Sostuvo que con la escasa producción de cultivos que registra Durango, alrededor de 15 mil habitantes de la zona indígena duranguense sufren hambre, lo que ha provocado la migración del área rural a las ciudades, principalmente a la capital, pero en esta no se tienen las condiciones para dar mayor atención en cuanto a empleos y vivienda; "lo peor está por venir, pues los índices de migración pudieran elevarse de manera considerable".
Manifestó que debido a la situación económica por la que atraviesan miles de indígenas en Durango, la Fundación lleva a las comunidades y colonias brigadas médicas dentro del programa Salud Materna Infantil, y de la misma forma realiza talleres, a fin de brindarles las herramientas necesarias para que logren un mayor empoderamiento de la mujer a través del autoempleo.