Previo a su ordenación episcopal como obispo de la Prelatura de El Salto, Juan María Huerta Muro expresó: "me temblaron las manos cuando llegué a Durango, pero es algo natural porque cualquier ser humano tiene que tener miedo; si no, no sería un ser humano normal".
Sin embargo, el jerarca católico añadió que el temor se vence con la confianza puesta sólo en Dios.
Huerta Muro, al arribar a la cabecera municipal de Pueblo Nuevo, uno de los lugares en donde existe un alto índice delictivo y en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, fue cuestionado sobre las condiciones que privan en este municipio, sitio del que dijo tener conocimiento del problema.
Aseguró: "voy a ir a la realidad del mismo, porque la violencia refleja un mundo de frustración en donde no se ha logrado la realización humana y parte de ello es la educación".
Mencionó que mediante los medios de comunicación tiene conocimiento de las muertes violentas, las divisiones de bandas delictivas y los lugares ocupados por el narcotráfico en el estado de Durango.
Por lo anterior aseguró: "yo siento que si uno está en un plan pacífico y pacificador, la respuesta tiene que ser en este sentido, por ello los grupos violentos respetan a la Iglesia en cuanto se toma una postura pacífica y pacificadora", acotó.
El pasado 2 de febrero del año en curso, monseñor Juan María Muro fue nombrado obispo de la Prelatura de El Salto por parte del Papa Benedicto XVI, y fue este 2 de mayo cuando tomó posesión en el cargo, evento al que asistió el nuncio apostólico Christophe Pierre.