Mercado de piernas los pone a temblar

Deambulan de un lugar a otro por el espacioso lobby del hotel. En algunos se nota cierto nerviosismo; otros aparentan una tranquilidad que están lejos de sentir.

Su inquietud no es para menos, pues en unas horas se decidirá su futuro, en un solo click.

Son los futbolistas inscritos en el Draft, los cuales fueron puestos en las listas de transferibles de sus equipos y que ahora esperan poder seguir jugando en la Primera División.

Adentro del gran salón donde se desarrollan las transacciones se exhiben en una gran pantalla los nombres de los jugadores, su posición, edad, categoría (titular, titular base, suplente, novato, etcétera).

Este es "El Mercado de Piernas", "Venta de esclavos", "Tianguis de futbolistas". Son muchos y muy variados los nombres que se le han dado al Draft del futbol mexicano, al que los directivos le llaman pomposamente Régimen de Transferencias.

El primer sistema de transferencias se llevó a cabo el 17 de julio de 1990, el cual nació con la intención de eliminar a tres grandes males que aquejaban al futbol mexicano: Los promotores, la inflación y que los clubes tuvieran igualdad para poder aspirar a un jugador importante.

De eso han pasado 22 años y las cosas no han cambiado en nada; se sigue imponiendo el poder de los clubes económicamente fuertes y los promotores continúan operando en nuestro balompié.

Quienes continúan sufriendo en carne propia los estragos de este "sistema" son los futbolistas, que en muchas de las ocasiones tienen que mudarse de ciudad con todo y familia, pues su carta fue negociada en el Draft sin tomarlo en cuenta.

Desde hace 22 años Acapulco y Cancún se han alternado la sede del sistema de transferencias y lo que es un paraíso turístico se ha convertido en un infierno para cientos de jugadores.

- Horas de angustia

Y es que son apenas unas 10 horas la que tienen de margen los futbolistas que no llegaron "arreglados" con algún club al Draft, para poder encontrar acomodo en la Primera División.

Por eso, en cuanto algún directivo sale del salón donde se realiza "El Tianguis de piernas" al baño o a fumarse un cigarro, los futbolistas lo rodean. Todos le sonríen, buscan ganarse su simpatía, con la esperanza de que los contrate.

Este es uno de los diálogos que se pueden escuchar entre un jugador que ofrece sus servicios y un directivo, cual si se tratara de un mercado sobre ruedas: "Ya sabe, nos arreglamos. Usted sabe que soy serio y entregado al trabajo", dice un futbolista. "Sí, yo te conozco, pero no está en mis manos. El técnico me ha pedido un medio y un defensa, no un delantero, pero no te descarto, espera, vamos a ver qué se puede hacer", le responde el directivo.

Con esa leve esperanza el delantero regresa al lado de sus demás compañeros en desgracia y les dice: "Parece que tengo un chance". Pero pasan lo segundos, los minutos y las horas y con ellos esa esperanza comienza a diluirse al notar que varios ya encontraron equipo y que otros siguen correteando a los directivos cuando salen, cual mariachis en Garibaldi.

Así termina la jornada y son más de cien los que no encontraron acomodo en la Primera División, por lo que su única esperanza es en la Liga de Ascenso, en la que de encontrar equipo su salario será mucho menor y se acabarán los viajes en avión, los hoteles de cinco estrellas y la prensa, pues desgraciadamente esa división no le interesa a nadie.