U N grupo de distinguidos abogados del foro local, estuvo a visitarme para transmitirme una invitación a un evento académico.
Varias escuelas de derecho y organizaciones de abogados, le realizarán un homenaje a mi amigo Enrique Huber Lazo, con motivo de haber llagado al número doscientos de la publicación de la revista Lex, que se edita cada mes.
El acto se realizará el próximo día ocho de junio, en las instalaciones de la Universidad del Valle de México, en punto de la una de la tarde.
Editar una revista jurídica mensual durante 26 años, es un acto digno de encomio.
Es casi como parir un hijo cada mes, pues la aparición de la revista, es también un acto de dolor y amor.
Dolor, porque sólo el editor sabe el esfuerzo que significa andar conseguiendo los recursos y los ensayos jurídicos de calidad para publicar la revista.
Amor, porque se requiere de mucho amor para entregarse a estas tareas sin desmayo.
Además, la revista Lex, siempre ha contado con firmas de primer nivel. Ministros de la Suprema Corte escriben pare ella, investigadores nacionales y algunos locales que encuentran en sus páginas una vía para compartir sus conocimientos.
Igualmente escriben lo mismo magistrados del Tribunal Electoral Federal, que jueces y profesores de derecho. Firmas todas ellas importantes y muy reconocidas en toda la república.
En más de cien páginas mensuales, Enrique es conducto para hacernos llegar verdaderas perlas jurídicas, puntos de vista novedosos e instituciones de gran actualidad que enriquecen nuestro acervo jurídico.
Soy testigo de los avatares de mi amigo para conseguir recursos que le permitan seguir editando tan importante órgano de difusión. Como suele suceder en estos casos, hay tiempos buenos y tiempos malos.
A veces los apoyos económicos no fluyen como se esperaría; y un descuido de un funcionario menor da al traste con el apoyo de determinado mes, no obstante las instrucciones superiores en sentido favorable.
Veinte y seis años editando la única revista nacional de análisis jurídico es un logro digno de encomio. Sobre todo, cuando se enfrenta casi solo a esa empresa.
No existe en México otra revista como ésta. No hay ningún instituto, escuela o facultad que edite una semejante y de tan larga duración.
Seleccionar los trabajos para asegurar la calidad, revisar la edición, escoger el papel, para cuidar la edición, son tareas cotidianas en que Enrique gasta tiempo y vista; y a veces, aunque el resultado es bueno, el reconocimiento no lo es tanto.
Por eso me alegro que ahora las escuelas y facultades de derecho y las organizaciones de abogados de esta Comarca le reconozcan su trabajo a Enrique Huber, porque bien se puede morir uno sin recibir una palmada o una palabra de aliento.
Merecido pues el homenaje y esperamos que su trabajo encuentro los apoyos necesarios para continuar viendo la luz, así como que, mi amigo pueda celebrar muchos más aniversarios con salud y prosperidad, porque estoy seguro que el día que él falte será el fin de la revista.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano":