El anuncio de que las dos más importantes organizaciones empresariales del país, la Concamin y la Concanaco, están uniendo talento y esfuerzos para presentar una agenda común al equipo de transición del nuevo gobierno federal, puede ser la inauguración de una nueva y trascendental etapa en el desarrollo del país. La intención debe ser continuar de frente y sin interrupción la evolución socioeconómica que la administración panista ha impulsado con el presidente Felipe Calderón.
Es de creerse que el grupo de funcionarios y expertos que ha logrado la muy reconocida estabilidad macroeconómica y financiera del país, seguirá en funciones en el nuevo sexenio. La estabilidad y solidez del sector financiero mexicano, indispensable para progresar, es ampliamente reconocido por todo el mundo.
La continuidad de la acción oficial es un factor básico para el desarrollo. Hay ejemplos de programas y acciones exitosas como el de Oportunidades, las facilidades nunca vistas en materia de vivienda, el programa de salud con cobertura total, la reforma de pensiones, los avances en calificación del magisterio.
La experiencia enseña, sin embargo, que el impulso del desarrollo no depende sólo del gobierno. Es indispensable la coordinación de acción con los empresarios, que son los que crean y les dan empleos. La concertación que se requiere consiste en el acuerdo entre los dos sectores. Es natural que no se alcanzará la realización de los programas que el país necesita sin que se cuente con la dirección y sentido de rumbo que sólo puede dar el Gobierno en virtud de que, de los dos, es el que tiene una visión de conjunto de la problemática nacional. La planeación es indispensable para evitar la interrupción del desarrollo que es un proceso obligadamente continuo que requiere inercia acumulada.
El desarrollo no depende de sólo un factor, aunque ciertos partidos, de uno u otro lado del espectro ideológico, quisieran que así fuere. En lo que se refiere a la orientación de los grandes esquemas en los que se insertan todos los programas socioeconómicos, el director general de la UNCTAD, de la ONU, especializada en tratar temas de comercio y desarrollo, ha afirmado que la recesión mundial que tanto daña el nivel de vida de los grupos más vulnerables se debe fundamentalmente a que se ha buscado en los últimos años el crecimiento partiendo del "paradigma" financiero en lugar de adoptar como principio el crecimiento centrado en el desarrollo integral.
Lo anterior significa que todo esfuerzo para hacer crecer a la agricultura, la industria o los servicios debe dirigirse al propósito de beneficiar en primer lugar al humano y no que a éste se le vea simplemente como instrumento de ejecución de fórmulas o sistemas preconcebidos.
El Consejo Coordinador Empresarial ya ha presentado una agenda común a los entonces candidatos a la Presidencia. Ahora la Concamin y la Concanaco unen esfuerzos para que, según anuncian, el futuro gobierno no tome decisiones unilaterales en materia de desarrollo.
Las prioridades se encuentran en la creación de una política industrial de largo y mediano plazos, una estrategia para combatir al crimen organizado, todo con el objeto de lograr un crecimiento del 7% anual.
Pero independientemente de que la Iniciativa Privada se esmere en hacer propuestas para la acción oficial, es indispensable que esté también dispuesta para asumir ciertas obligaciones y no sólo esperar que el Gobierno asegure lo que ellos llaman una "cancha pareja".
Los empresarios deben inaugurar la nueva etapa en que ellos propongan las metas que su experiencia les dice que tiene que alcanzar el país para llegar al crecimiento deseado y, por la otra, comprometerse con el Gobierno y con la ciudadanía a que conjuntamente se realicen.
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