Crónica de una separación anunciada… Tal como lo mencioné el pasado lunes en el espacio informativo donde participo como analista, hablar de Andrés Manuel López Obrador puede resultar tedioso para algunos, sin embargo es inevitable. Obrador representó alrededor de quince millones de votos en la pasada elección, ha sido dos veces candidato a la Presidencia de la República, y tras 23 años de militancia dentro de las filas del PRD, su salida no es asunto menor, pues se trata del líder más visible y carismático de la izquierda desde Cuauhtémoc Cárdenas, otro frecuente aspirante a la silla. No cubrir ni mencionar a Andrés Manuel sería equivocado; pocos como él ejemplifican la picaresca que supone la política a la mexicana y su nombre quedará escrito en las páginas de la historia moderna. Dicho en términos burdos: todo lo que dice y hace es nota de ocho columnas. Pese a que personalmente no coincido con muchas de sus posturas e ideología y con frecuencia lo he expresado, no dejo de reconocer su importancia como luchador social.
El pasado domingo, durante un muy esperado mitin en la plancha del zócalo capitalino, AMLO insistió -por enésima vez- en la inequidad de los comicios y la compra de millones de votos, el reparto de tarjetas y despensas -quedan las gallinas y los chivos para consultas posteriores- calificó de parcial a la autoridad electoral, acusó a los medios de comunicación de promover la candidatura priista. Y acorde a sus dichos cada vez que los resultados en las urnas no le son favorables, destacó que no reconocería a Enrique Peña Nieto como Presidente, instando a sus seguidores -que son muchos, cabe señalar- a emprender acciones por la vía pacífica. Pese a haber hablado en un principio de desobediencia civil, finalmente lo asiste la razón y la conveniencia -cosa que aquí aplaudimos- pues sabe que la toma de Paseo de la Reforma y la instauración de la "Presidencia Legítima" -recordemos aquella ceremonia donde se colocó una especie de banda presidencial- significaron un error ciertamente patético que el electorado le cobró en las urnas y probablemente impidieron su victoria el pasado mes de julio.
En tanto, su separación del PRD se veía venir. Las diferencias con las distintas corrientes del perredismo -Los Chuchos en especial- son de sobra conocidas y de ahí que su salida, largamente esperada, no sorprenda. Si bien ello significa una probable escisión, pues dentro de la izquierda las fracturas son el pan nuestro de todos los días, también permite que otros cuadros mucho más moderados y acorde a lo que muchos queremos de cara al futuro -una izquierda moderna y menos radical- asuman una posición de liderazgo rumbo a 2018 y puedan maniobrar sin que las posturas, un tanto mesiánicas del tabasqueño, les hagan sombra. Como aspirantes naturales quedan Marcelo Ebrard quien ha expresado su intención de contender y Miguel Ángel Mancera, cuya aprobación entre los capitalinos y la visibilidad que otorga ser Jefe de Gobierno, lo colocan en una cómoda posición de ventaja.
Así las cosas, querido lector. El viaje al rancho chiapaneco, "La Chingada", habrá de esperar. López Obrador es un animal político y su destino es hacer política desde la oposición, no sabe estarse quieto y a su edad el retiro se antoja improbable. ¿Alguien, yo me pregunto, creyó en lo dicho por Andrés Manuel en el sentido de que en caso de no ganar se retiraría? "AMLO, en el fondo ya no busca ser presidente legítimo dos veces, más bien va por la categoría de héroe patrio", destacó el periodista Julián Andrade en su cuenta de Twitter.
Andrés Manuel invita a sus simpatizantes a un período de reflexión "donde entre todos -su proclividad a las consultas populares es de sobra conocida- decidiremos si MORENA permanece como asociación civil o se convierte en partido político". Por natural lógica, terminará sucediendo lo segundo. Sin embargo, aquí caben varias interrogantes dada la pretensión del tabasqueño de formar un partido: ¿Es ético, por un lado, descalificar a la autoridad electoral -el IFE- y por el otro constituirse como organismo político? ¿Se vale denostar a las instituciones del país, aunque imperfectas, y al mismo tiempo pretender recursos y financiamiento público? ¿Queremos los mexicanos otro partido y a más políticos viviendo del erario? ¿Intentará de nuevo López Obrador ser presidente y de no conseguirlo asistiremos a la consabida situación y al capricho de siempre?
Andrés Manuel López Obrador es un político congruente con sus posturas, aunque a muchos no les guste. También es un mar de incongruencia y contradicciones. ¿Quién le quita las cien máscaras al actor?, preguntaría la camarada Elena Poniatowska, su amiga…
Twitter @patoloquasto
Nos vemos los lunes, miércoles y viernes a las 2:30pm en EFEKTOTV
También me puedes leer en http://elcuakdelcanard.com