La obra. Con un diámetro de 21 metros de largo por siete de ancho, en técnica de aerosol y vinil, los artistas urbanos del Estado de México Minos y Meiz, realizan un mural en el bulevar Independencia y Jiménez.
Jóvenes, diseñadores, grafiteros y artistas urbanos, la dupla que ha hecho Minos y Meiz, los ha llevado a rayar muros en varias partes del país. Con un lenguaje que funde parte del hiperrealismo propio del género con un surrealismo urbano.
A Torreón, esa ciudad que conocían sólo por noticias sobre violencia y narcotráfico, llegaron con la misión de invitar a los laguneros a volar. Una invitación abierta, pública y que puede ser vista en el mural de 21 metros por siete, que los artistas del Estado de México terminarán hoy.
Alejandro Rivera Castro, artista urbano conocido como "Minos", explica que la idea era contagiar al público con este niño quien construyó su propia máquina para volar, mostrando que cada ser humano puede ser capaz de crear su propia máquina, para salir de la cotidianidad.
"Nosotros tenemos más de diez años pintando, del grafiti a la patrulla, del muro al mural, hasta llegar a mejorar la técnica, estudiamos diseño gráfico y nos ayudó a mejorar el discurso y algo de la técnica", comentó Omar Samuel Martínez "Meiz", el otro artista que trabaja en la obra que estará ubicada sobre el bulevar Independencia y Jiménez.
Meiz considera que el arte urbano, al ser de carácter público adquiere una dimensión mayor al que puede tener otra obra. "Al momento en que la obra sale, adquiere también libertad, porque no pertenece a nadie, es de todos, de quien pase y la haga suya".
Para ambos artistas el arte urbano debería ser un acto canjeable por la violencia, debería ser parte de un lenguaje que transforme la realidad, un proyecto que haga de los espacios públicos, muchas veces abandonados, deteriorados, olvidados o simplemente vacíos, adquieran una dimensión estética mayor, más democrática.
"Al pintar arte urbano uno no vende una obra, no tiene precio, es simbólico, imagina una obra de arte 20 veces más pequeña que está en una galería, vale a veces cien veces más, pero que tu trabajo lo vean miles de personas y que trasformes la imagen de un lugar, es lo más valioso".
Mientras trabajan arriba de la grúa, los grafiteros voltean su mirada al sonar de los claxon de quienes en auto, llegan al semáforo, y hacen señas de felicitación a los dos artistas urbanos de 24 años, ellos responden entre sonrisas, latas vacías de aerosol, pinceles, brochas y la humildad que los ha llevado a recorrer ciudades, rayando a mejor su estilo.