El Señor hizo el crepúsculo.
¡Qué prodigio fue aquél! De pronto el cielo se encendió como si el aire se hubiera convertido en fuego. Las nubes se arrebolaron, y una cinta de púrpura señaló el confín del horizonte. Los azules se volvieron un verde oscuro anuncio de la noche; y todo se pintó en rojo, anaranjado y amarillo. El disco del Sol fue un último grito de la luz ante la sombra que se adueñaba de las cosas.
Eva, maravillada, le preguntó a Adán:
-¿Qué está haciendo el Señor?
Respondió el hombre, vacilante:
-No sé. A lo mejor está aspirando a un Oscar.
¡Hasta mañana!...