Don Abundio, que es viejo y sabio -se puede ser viejo y tonto-, tiene una buena frase: “Algunos parientes nos los manda el diablo, pero todos los amigos nos los envía Dios”. Eso es cierto. Regalo de la divinidad son los amigos. Yo los quiero a pesar de mis defectos. Cada amigo es una carta de recomendación que dice que no eres tan malo como algunos creen, como tú mismo crees. Dos amigos enriquecen mi vida con su vida. Él se llama Xavier y se apellida Cházaro. Ella es su esposa, y tiene nombre musical y dulce: Zaharula. Él es de raíz veracruzana; sabe por eso de la canción y el gozo. Ella es de ancestros griegos: en su alma leve lleva aromas de lavanda. La amistad y el amor, que tantas cosas saben, no saben del tiempo y la distancia. Ni lejanía ni años hacen mella en la amistad de unos amigos como Xavier y Zaharula. Ellos siempre están aquí. “Aquí” es el corazón. ¡Hasta mañana!...