El gato es una criatura impredecible.
(Tiene el segundo lugar en impredecibilidad).
Yo nunca he estado en buena relación con los gatos. Son demasiado inteligentes para mí. Por eso me sorprendió este gato callejero. Vive y mora en la cochera de mi casa. Mi esposa le deja ahí comida, leche, y una caja de cartón con trapos para que tenga dónde meterse en las noches heladas del invierno.
Pues bien: ayer iba yo a subirme al coche, y el gato vino a mí, se restregó en mis piernas, y ronroneó en mi honor un mimoso ronroneo. Vi eso como un milagro. Volví la vista al cielo a ver si no andaba por ahí mi amado perro, el Terry, y un poco a las escondidas le hice un cariño al micifuz.
De veras: el gato es una criatura impredecible.
Y uno también.
¡Hasta mañana!...