A los 40 años de su edad John Dee renunció a filosofar y se dedicó a vivir.
-Sé que la vida -dijo- no puede abarcar todas las filosofías. Pero también sé que ninguna filosofía puede abarcar la vida.
Fue por el mundo, pues. Cuando en alguna ciudad lo invitaban a una reunión de eruditos se escabullía inmediatamente. Explicaba: "Ya me curé de esa enfermedad".
En París -tenía que ser en París- conoció a una mujer, y se enamoró de ella. En la cama le decía sonriendo: "Aquí caben todas las filosofías". Y añadía, travieso: "Déjame filosofar todas las noches".
A los 40 años de su edad John Dee renunció a filosofar, y fue feliz.
¡Hasta mañana!...