Nadie lo sabe, pero al principio el Señor hizo que esa ave fuera gris.
Al pájaro no le gustó el color de su plumaje, pues no tenía color. Se fue volando entonces, disgustado. Cruzó el cielo, atravesó los rayos del sol, pasó por entre las copas de los árboles, rozó el agua del mar, y fue a meterse al fin en el crepúsculo.
Su plumaje, entonces, se pintó de azul, de amarillo, de verde, azul, y rojo.
Por eso ahora es de todos los colores, y no gris, el plumaje de la guacamaya.
¡Hasta mañana!...
