En verdad el Señor no iba a hacer al girasol.
Quiero decir que al principio no había girasoles.
Si los hizo después fue nada más como pretexto para hacer luego a Van Gogh.
El girasol, que no sabía eso, se sentía muy orgulloso de sí mismo.
(En general las criaturas que no saben muchas cosas se sienten muy orgullosas de sí mismas).
Fue, pues, el girasol con el Creador y le dijo:
-Gracias, Señor, por haber hecho al Sol para que girara en torno mío.
¡Hasta mañana!...