Guido de Montpellier, hidalgo y caballero, renunció a su riqueza y señorío y dedicó su vida a hacer la caridad.
¡Cuántos males remedió con sus bienes! Al despojarse de sus galas ¡cuánta desnudez cubrió! Con las piedras de su palacio y sus castillos hizo casas para aquellos que no tenían techo. Dio todo a todos para volverse nada.
Al referirse a los pobres decía Guido: "Nuestros señores".
Lo eran, explicaba, porque su pobreza nos da ocasión de allegarnos la riqueza verdadera, la que se gana haciendo el bien.
Guido de Montpellier... ¡Qué rico se hizo cuando se hizo pobre!
¡Hasta mañana!...