HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO.
El Señor hizo al cactus. Cuando acabó de hacerlo se dio cuenta de que le había puesto demasiadas espinas, y muy grandes, Se las quitó, las tiró al suelo y le puso otras más pequeñas.
En seguida empezó a hacer al erizo con barro de la tierra. Resbaloso el barro, el erizo se le escapó de las manos y cayó al suelo. A la espalda del animalito se adhirieron las espinas del cactus. Sopló el Señor para quitárselas, pero con eso dio vida a la criatura y ésta quedó cubierta de rígidas púas aguzadas.
Se afligió mucho el Creador. ¡Qué difícil sería la vida de la pobre bestezuela con esas espinas en el lomo! Pero en ese momento llegó la erizo hembra. Miró al macho con arrobamiento, fue hacia él, se le juntó mimosa y le dijo con tono lleno de dulzor:
-¡Qué piel tan suave tienes! ¡Parece de terciopelo!
Se conmovió el Señor. Supo entonces que el amor borra todos los errores, alivia todos los males, disimula todas las faltas, perdona todos los defectos, y además quita todas las espinas.
¡Hasta mañana!...