Se le acabó la vida, muy de pronto, a Carlos Fuentes.
Al amanecer del martes leí en El País una entrevista que se le hizo en Buenos Aires.
Habló con alegría de sus 83 años, y dijo que se mantiene joven gracias al trabajo. Anunció que el lunes venidero empezaría a escribir un nuevo libro.
Pero llegó la muerte, implacable deshacedora de planes, y nos quitó esa obra. Ninguna muerte, sin embargo, podrá quitarnos la obra que dejó.
En ella, como en un espejo, miraremos a México. En ella nos miraremos nosotros.
Murió Carlos Fuentes.
México es ahora un poco más pequeño.
¡Hasta mañana!...