El sonido y la furia de estos días parecen llenar todos los ámbitos.
No los ocupan todos, sin embargo. ¿Qué furia y qué sonido pueden llenar estas mañanas tibias en que la primavera parece que llama ya al verano? ¿Qué inquietud y sobresalto pueden llenar las tardes en que Diosito saca esos crepúsculos hollywoodenses, preocupado quizá por el creciente número de ateos? ¿Algo podrá quitarnos la alta noche, jactanciosa de constelaciones?
Las cosas cambian, pero no cambian las cosas. Se va lo que no importa, y lo que importa queda.
El sonido y la furia se irán.
Y quedaremos nosotros.
¡Hasta mañana!...