El Creador sacó a la mujer de una costilla del hombre.
Cualquier defecto o tacha que a la mujer se pueda atribuir no es su culpa: la falla está en su origen.
Poco después Eva aprendió a hablar.
El Génesis no registra esto, pero se sabe cuáles fueron las primeras palabras que pronunció la mujer. Dijo:
-No tengo nada qué ponerme.
El Espíritu se alegró mucho al ver que Eva ya era dueña de aquello que hace que la especie humana sea humana: la palabra. Le dijo al Creador:
-¡Eva ya aprendió a hablar!
-Sí -respondió pensativo el Señor-. Ahora Adán tendrá que aprender a oír.
¡Hasta mañana!...