El Funcionario del Estado hizo llamar al señor Pérez y le dijo:
-A partir de esta fecha cambiarás de nombre.
Preguntó, tembloroso el señor Pérez:
-¿Cómo me llamaré?
-No sé -respondió El Funcionario del Estado.
-Necesito tener un nombre -se angustió el señor Pérez-.
Un hombre sin nombre casi no es un hombre. ¿Cuál será mi nombre?
-No sé -contestó El Funcionario.
-Desapareceré entonces -gimió, desesperado, el señor Pérez.
Le advirtió el Funcionario del Estado:
-Está prohibido desaparecer, No sé.
¡Hasta mañana!...