-No se escuchaba el ruido de una mosca.
Así se dice cuando en una reunión de personas hay absoluto silencio.
Sucedió que una mosca fue a una reunión, y procuró no hacer ruido, para que no se escuchara el ruido de una mosca.
Pudo oír, por lo tanto, aquello de que trataron las personas. Los hombres hablaron de futbol; las mujeres de zapatos y vestidos.
Entonces la mosca se echó a volar, y al hacerlo zumbó ruidosamente. Dijo:
-Es mejor mi ruido que el de ellos.
De este suceso saco yo una moraleja: en las reuniones de hombres y mujeres a veces es mejor que se escuche el ruido de una mosca.
¡Hasta mañana!...