Llegó sin avisar y me dijo:
-Soy el lobo.
Yo no me sorprendí. Para efectos literarios los animales hablan. Le pregunté:
-¿En qué puedo servirlo?
-Ustedes siempre dicen cuando hablan de una noche oscura: "Como boca de lobo". Yo le aseguro que nuestra boca no es más oscura que la de otros animales. ¿Por qué no dicen, siquiera sea para variar: "Como boca de rinoceronte"; "Como boca de ballena"; "Cómo boca de león"?
Respondí que muchas veces los hombres decimos las cosas sin pensar, pero él no se dio por satisfecho. Me dijo que la próxima vez que oiga decir: "Como boca de lobo", vendrá a cobrar venganza.
Ruego por tanto al público lector que se abstenga de usar ese lugar común. Nunca se sabe lo que puede suceder.
¡Hasta mañana!...