Tres diosas: Minerva, Juno y Venus, riñeron entre sí sobre cuál de ellas era la más hermosa. Le pidieron a Paris Alejandro, apuesto galán, que decidiera la cuestión.
Cada una lo llamó aparte para sobornarlo. Juno le ofreció riqueza. Minerva le ofreció conocimiento. Venus le ofreció a Helena, la mujer más bella sobre la faz del mundo.
Paris escogió a Helena, y dio el triunfo a Venus.
Terminada la justa Helena llamó aparte a Paris. Pensó él que le iba a dar las gracias, pero Helena le dijo con enojo:
-¡Necio! Hubieras escogido la riqueza. Con ella te habrías allegado el conocimiento; con ella me habrías conseguido a mí. Y con tu riqueza yo habría podido conseguir también todo lo que quisiera. Pero eres hombre. ¿Qué se podía esperar de ti?
¡Hasta mañana!...