Adán y Eva pudieron escoger entre comer el fruto del árbol del bien y del mal o no comerlo.
Eran libres.
Ahora los hombres pueden escoger entre el bien y el mal.
Son libres.
Eso de escoger es a veces asunto complicado. La vida simple de las criaturas animales se debe a que no pueden escoger.
Y sin embargo la libertad reside en la posibilidad de escoger.
Adán y Eva están todavía, y estarán siempre, frente al árbol del bien y del mal.
Escoger es su mayor problema. Y es su bendición mayor.
¡Hasta mañana!...