El Señor puso a Adán y Eva en el trance de elegir entre el bien y el mal.
Ellos, claro, eligieron el mal. Eran humanos. Si Dios no les hubiera puesto esa tentación habrían seguido en el bien.
Llamó, pues, Yahvé al hombre y a la mujer, y les dijo:
-Como eligieron el mal haré caer graves castigos sobre ustedes. Tú, Adán, tendrás que ganar el pan con el sudor de tu frente. Tú, Eva, parirás con dolor.
El hombre y la mujer se fueron, contristados. Poco después regresaron a la presencia del Señor.
-¿Qué quieren? -le preguntó el Creador, severo.
Respondieron ellos:
-Queremos anular la elección.
¡Hasta mañana!...