En realidad el Paraíso no se llamaba así al principio.
Cuando el Señor lo hizo no le puso nombre.
Sucedió que Adán vagaba triste por aquel jardín de tantas hermosuras. Al verlo así le preguntó el Creador:
-¿Por qué estás triste?
Se lo preguntó por pura fórmula. Sabía bien por qué Adán estaba triste. Después de todo él era Dios y Adán era hombre.
-Me siento solo -contestó Adán.
Entonces el Señor hizo a la mujer. Al día siguiente le preguntó al hombre:
-¿Dónde estuviste anoche?
-En el paraíso -respondió él con sonrisa evocadora.
Al Señor no le pareció mal esa palabra.
Y Paraíso se llamó desde entonces aquel jardín de las delicias, entre las cuales la más deliciosa era la mujer.
¡Hasta mañana!...