Era un tigre. Al verlo me sobresalté, pero él procuró tranquilizarme:
-No se asuste. El león no es como lo pintan.
-Pero usted es un tigre -objeté dando unos pasos hacia atrás, prudente.
-Tampoco yo soy como me pintan -replicó-. Eso sí: me molesta que los hombres digan siempre cuando se ven en una posición difícil: "Me saqué la rifa del tigre". ¿Por qué no dicen: "La rifa del león"; "La rifa de la pantera", etcétera?
Pensé yo, temeroso:
-Ya me saqué la rifa del tigre.
Seguramente él adivinó mi pensamiento, porque vino hacia mí con actitud nada tranquilizadora. Me dijo:
-Ya se sacó usted la rifa del león o la pantera.
¡Hasta mañana!...