La mujer se desprendió por fin de los brazos de don Juan. Le preguntó, ahíta de besos y caricias:
-¿Te acordarás de mí?
Respondió él:
-Siempre.
Inquirió la mujer:
-¿Dirás mi nombre?
Contestó don Juan:
-Nunca.
Ella sonrió y le dijo:
-Ahora me explico por qué tienes tanto éxito con las mujeres. Nos guardas el secreto.
¡Hasta mañana!...