En el claro cielo del rancho, la luna está en menguante.
En el claro perfil del horizonte los álamos empiezan a pintar sus hojas con el sepia y el ocre del otoño.
Se irá la luna, se irán las hojas de los árboles, pero a la vuelta de los días el resplandor brillante de la luna llenará el cielo otra vez, y luego del reposo del invierno los álamos tendrán hojas de nueva primavera.
Somos como la luna o el álamo. Con ellos formamos parte de la vida. Si la luna es creciente después de ser menguante, ¿no creceremos nosotros también en nueva vida? Si el verano se hace otoño, ¿acaso nuestro invierno no se convertirá en otra primavera?
¡Hasta mañana!