Cambian los tiempos. Con los tiempos también nosotros cambiamos.
¿De veras cambiamos? En lo superficial, quizá. En lo que importa somos iguales al hombre del medievo, y aun al de la edad de piedra. Si no enfermáramos, como ellos; si no muriéramos, como ellos; si a diferencia de ellos supiéramos lo que hay después de la muerte, entonces sí seríamos diferentes. Pero en cosas de la raíz somos iguales. Somos como ellos. Somos ellos.
A lo mejor, después de todo, no cambian los tiempos. Ni nosotros cambiamos, tampoco. A lo mejor todos los tiempos son un solo tiempo. A lo mejor todos los hombres somos un solo hombre.
¡Hasta mañana!...